Oscar Dudamel: El control de calidad de mi nuevo disco lo hace mi hijo Gustavo

Texto: José Gregorio Yépez y Vanessa Davies. Fotos: Rafael Briceño-Contrapunto

Para el maestro trombonista la vida no tiene sentido sin la música. «Sin la música no sería quien soy», subrayó. Su nueva producción discográfica, Sueño alcanzado, estará en la calle en mes y medio. Sus trombones son su esposa y su amante. En esta entrevista habla en primera persona

Creo mucho en la música, sin la música no sería quien soy. La música rescata. La música es alma, es la conexión con Dios. Esta mañana amanecí un poco triste, y lo primero que hago es ponerle la sordina, tocarlo y eso me quita las penas. El maestro José Antonio Abreu nos reclutó, hace 40 años en el estado Lara. Cuando el Sistema llega a Lara ya yo era músico. Fui porque me dijeron que estaba un trombonista que daba bien clases, y accidentalmente terminé tocando en la Sinfónica de Lara… pero a mí me gustaba la salsa.

Rafael Briceño Sierralta

Me impresionó el trombón porque en 1969 estuvieron Willie Colón y Héctor Lavoe en un programa que se llamaba Feria de la Alegría, y salió Colón tocando La Murga, y esa vaina me impactó tanto… Yo tocaba el cuatro, porque en Barquisimeto le ponían un cuatro a uno… Colón movía mucho el trombón. Yo soy muy expresivo, estoy contando con el cuerpo; todo eso lo capté de Willie. Le dije a mi mamá que quería tocar trombón, no podíamos comprarlo y me metí en una banda seca del liceo Mario Briceño en la que le daban los trombones a uno.

Aquí lo que mandaba en esa época era el conservatorio y la Yamaha. Había escuelas a escala nacional. Mi papá me compró un trombón fiado y me inscribió en la Yamaha. Fue en los 70. Tenía como 17 años. El viejito que me enseñó a tocar es Pastor Soto, trompetista, quien después de las clases me ponía a tocar salsa. De ahí me pasó para el Sistema, donde estaba la primera formación. Cuando llegué al Sistema ya tocaba, ya tenía años de rueda. Entré al Conservatorio a los 14 años, ahora a esa edad eres un viejo para aprender música. Yo soy un alumno fuera de lo común, porque cuando llego a los 14 ya tocaba cuatro, tambora, furro y había cantado en un grupo de gaitas. Entré al conservatorio por una “rosca”, me hicieron una audición con los 40 alumnos, y como el profesor estaba molesto quiso joderme y me la hicieron en clave de FA, que es la clave en la lee el trombón, y me sabía todo. “Qué horrible cantas pero cantas afinado. ¿Qué instrumento tocas?”, me preguntó.

Rafael Briceño Sierralta

(Hay partes de su historia que cuenta fuera de la entrevista. Pasó por varios infiernos y logró salir. Claro que se quemó, pero salió).

El maestro Abreu se me pegó: que debía volver a la institución, y me pusieron de coordinador en Aragua. Hicimos un núcleo a 300 metros de un vertedero de basura. Los papás fumaban droga frente al núcleo, y logré que el jefe mayor del barrio entrara a tocar maracas en el Sistema. Eso fue en 2012. “Perro viejo late echado”.

Cuando haces un trabajo lo haces hasta de gratis. Perdiendo se gana. ¿Sabes cuántas veces he tocado de gratis? La gente dice que cuando estoy en una tarima, soy otro. La labor en el Sistema es la misma que haces en una tasca. Uno es psicólogo. Ves cuando llega una pareja molesta, y se va contenta; o al revés.

Rafael Briceño Sierralta

Tengo más de 40 años en la música. Estoy tocando trombón desde hace 40 años, y todavía no sé tocar. Cada día se aprende más, hay técnicas diferentes. Los jóvenes te dan una demostración de técnica, mientras nosotros, los adultos, interpretamos. Una cosa es interpretar, y otra cosa es demostrar que sabes más. Para mí la música no es competencia. Para improvisar hay que aprenderse canciones de memoria, y cuando esté tocando, usted las mete.

La Banda Actual en Lara ha sido la escuela de todos los músicos. De hecho, fui fundador de esa orquesta, entré en ella cuando tenía 17 años. Hablo de Rubén Levy, Alexis Torres (quien me enseña a tocar trombón). Después entra la segunda etapa. La orquesta de ahorita… la diferencia es el profesionalismo. Estoy trabajando con Cheo Navarro, timbalero de Oscar D’León y del Trabuco Venezolano; Felipe Blanco, exconguero de Oscar D’León; José Soto, Mortadelo; Alberto Crespo (quien se hizo famoso cuando tenía 15 años) es mi arreglista. Y na’guará, los trombonistas Eliel Rivero y Johan Muñoz, que han sido, no colegas, sino hermanos, porque han estado en las malas y en las buenas. Los quiero mucho porque siempre los recuerdo, siempre iban con sus galletas, su helado.

Rafael Briceño Sierralta

A mí me han robado dos trombones, le regalé uno a un chamo muy talentoso. Otro lo vendí y no me lo pagaron. Ahora tengo dos: uno, que me regaló mi hijo Gustavo; y otro que tengo en mi casa. Los trombones son mi mujer y mi amante. Mi mujer es el pequeñito, y el otro, el más grande, es la amante.

Abreu me decía que debía escribir un libro. Si te hablo de mi vida desde los 12 años lloras y ríes. Me dijo que comprara una grabadora, y hablas y hablas. A lo mejor lo hago.

Tengo tiempo divorciado y solo. A veces las mujeres no son inteligentes, te quieren abordar y controlar, y eso me asfixia.

Mi relación con Gustavo es muy buena. Somos un gran equipo. Esa es una frase de él. Cuando yo tremendeaba él me decía que seríamos un gran equipo, y nos hemos convertido en un gran equipo. Él me consulta sus cosas, conversamos sobre la renovación de su contrato en Los Ángeles. Ha chequeado mi disco. Por eso digo que mi disco no está desafinado, porque ha pasado por los oídos de él. Es el control de calidad.

Amo a mis hijos. Tengo a Gustavo y una hija de nueve años, Fabiola Estefanía, que hasta el pelo lo tiene como Gustavo. He vivido por mis hijos. Cambié mi vida por mí y por mis hijos. Tengo un nieto que me adora, que toca piano desde los cuatro años, que vive en el arte. Eloísa, su mamá, es periodista y bailarina. Me gusta de mi nieto que lleva la sangre de su papá. Mi hijo es noble, humilde. A veces me da rabia cuando veo las redes sociales porque la gente desconoce lo que hace Gustavo de muy bajo perfil. ¿Sabes la ayuda que presta Gustavo a escala internacional con su fundación? Hizo realidad el sueño del maestro Abreu. Cuando lo nominaron al Grammy yo sabía que se lo iba a ganar. Gustavo está joven, 39 años.

Mi mamá Engracia ha sido mi pilar. Con la mamá de Gustavo nos llevamos mejor cada día. Estoy donde estoy gracias a su apoyo. Mi hijo me dice “papá, usted no sabe lo orgulloso que estoy de usted”. Toco sobrio. Ahora toco con músicos sanos. Son un yogurt.

En mes y medio estará en la calle el disco Sueño alcanzado. El tema promocional fue creado por Eliel Rivero, trombonista del Sistema de Orquestas. Somos amigos, conoció la historia de Gustavo y a raíz de esa historia nace ese tema. Una parte de ese tema se hizo en mi casa. Estaba con otros temas más malandrosos. Hice un tema llamado Planté bandera, y presenté esa propuesta, y gustó. Pero Eliel me dijo “maestro, eres el papá de Gustavo, graba música original”. Escogimos Sueño alcanzado.

Son siete temas. No iba a sacar un disco físico, porque ni las discotiendas existen, pero mi hijo me dijo que saquemos una edición. El promocional es Sueño Alcanzado. En mes y medio sale el físico.

Tengo una foto en la que salgo sin camisa, con un short y unas cholas petroleras. Si hubiese sabido que Gustavo iba a ser famoso, me visto (risas). En estos días le estaba tocando a mi nieto, y me puse una camisa. para que no digan que el papá de Gustavo no tenía ropa.