En octubre del 2020 se estableció en Gaceta Oficial el monto del pasaje urbano en Bs 30.000. Siete meses después, los usuarios deben cancelar más de Bs 300.000 en efectivo, enfrentándose a diversas dificultades para conseguirlo
El equipo de Contrapunto salió a las calles a registrar impresiones sobre la situación del transporte público terrestre. La crisis venezolana ha resultado en una escasez de efectivo generalizada y una hiperinflación de 2.545%, según el informe de FocusEconomics de diciembre de 2020.
Usuarios y choferes viven, hoy en día, una situación en la que pocos ganan y muchos pierden.
El transporte público se afianza, con el decrecimiento de las condiciones económicas, como la opción más factible para los trayectos en, hacia y desde la ciudad de Caracas. Hasta el momento, Venezuela no cuenta con ninguna otra forma de pago legal, además de uno de los elementos más escasos: los bolívares en efectivo.
Según informaron algunos usuarios los montos varían incluso de parada en parada. Entre 300.000 y 700.000 bolívares, aproximadamente, suelen cancelar por ruta.
«Ellos lo suben como les provoca: si hay muchas camioneticas te cobran 300.000 bolívares, pero si no hay te cobran 400 o 500, lo que les dé la gana», aseguró Wilma Celimen, mientras tomaba un autobús en el punto que conecta las avenidas Casanova y Tamanaco en Chacaita, Caracas.
Los pasajeros enfrentan los cambios arbitrarios en el monto del pasaje mínimo y la reducción de la flota causada por la inexistencia de una política de transporte público de mantenimiento y recuperación. Además, lidian con los retos que supone la gran odisea de conseguir los billetes de uno u otro cono monetario.
Hasta hace pocas semanas, los poseedores de tarjetas de débito podían retirar hasta 5.000.000 bolívares por cajero automático. Ahora, Banco de Venezuela, Venezolano de Crédito, Mercantil, Bicentenario y Provincial establecieron su máximo en 10.000.000 para usuarios internos y 5.000.000 para los de otras entidades bancarias.
A pesar de este cambio, que no fue notificado al público oficialmente, no todos los cajeros están habilitados para dispensar esas cantidades. Además, se siguen presentando largas colas y tiempos de espera a las afueras de las oficinas o los cajeros.
Una usuaria, de nombre Fabiola, aseguró hacer «grandes colas en las entidades bancarias para poder conseguir efectivo, es prácticamente la única manera, es bastante difícil. Una, dos, tres horas para 3.000.000 de bolívares que realmente no alcanzan para el pasaje semanal».
Los choferes
Por su parte, los prestadores de servicio, conductores, fiscales, y hasta colectores, sortean las mismas dificultades de los usuarios, pero con puntos de vista opuestos. Mientras que unos no la tienen fácil para pagar, otros hacen lo posible para mantener las unidades, su fuente de ingreso, activas.
El chofer de la ruta Casalta-Chacaito-Cafetal, Juan González, contó al equipo de Contrapunto que para pagar los repuestos de las unidades de transporte deben contar con altos montos en divisas.
Por su parte, Johan Morales, perteneciente a la misma línea, justificó el aumento arbitrario del pasaje mínimo diciendo «para nosotros es justo y necesario ya que el dólar nos está devaluando por completo y no nos damos abasto. En el gasoil se pierde más el tiempo y es poco lo que trabajan las unidades».
Sobre el asunto del combustible, González dijo que «nos echan 80 litros cada dos días, un día sí, un día no». Debido a la escasa cantidad de bombas que surten gasoil, los transportistas deben hacer hasta 24 horas de cola, lo que reduce sus horas de trabajo e ingresos semanales.
La situación descrita pone «en tres y dos» a ambas partes, haciendo evidente el descontento social en las calles que, probablemente, seguirá empeorando con la crisis. Montoya, chofer de la línea Propatria-Carmelitas-Chacaito, se pregunto: «¿Cuánto tiempo más podremos seguir rodando? Solo lo sabe Dios».