A 69 años del Maracanazo: la mítica hazaña de la Garra Charrúa

Arnaldo Fernández l @fernandzarnaldo

Esta hecho sigue siendo recordado como uno de las grandes en la historia del fútbol mundial y ha marcado la historia uruguaya  

En 1950 Brasil organizó la que iba a ser su Copa del Mundo, luego de fallidos intentos en 1930, 1934 y 1938, en esta oportunidad la verdeamarelha no podía permitirse el lujo de volver a tropezar, sin embargo, los planes de Uruguay eran otros e iban a arruinar los planes de la oncena amazónica.

Brasil contaba con una constelación de estrellas, encabezado por Zizinho, Danilo, Ademir, Friaca, el capitán Augusto, entre otros. El paso de los dirigidos por Flavio Costa en 1950 había sido casi perfecto, con goleadas ante México, un empate ante Suiza, y una victoria ante Yugoslavia, así fue el transitar canarinho por la primera ronda.

Posteriormente, en el cuadrangular final, los brasileños se desataron con goleadas de 7-1 y 6-1 ante Suecia y España respectivamente; estos resultados le colocaban la copa a tiro al seleccionado de Flavio Costa, pero del otro lado estaba Uruguay y su “Garra Charrúa” que quedaría grabada para siempre en los registros históricos del fútbol mundial.

Los uruguayos se impusieron con un contundente 8-0 ante la modesta selección boliviana, posteriormente igualaron con España a dos goles, el mismo equipo que Brasil masacraría por 7-1, y con dificultades se impusieron a Suecia, otra selección goleada por Brasil.

De esta manera, los dirigidos por Juan López llegaban al partido final con la única opción de ganar para alcanzar el bicampeonato, algo impensado por la fanaticada que asistió aquel 16 de julio de 1950 al Maracaná, que pensaban solo en ver a su equipo dar la vuelta olímpica, en aquella fatídica fecha para la historia del fútbol brasilero.

Aquella selección uruguaya es motivo de estudio para las nuevas generaciones, nadie que nombre al país oriental es capaz de pasar por alto la hazaña del “Maracanazo”, un hecho que marcó la historia moderna de aquel país más allá del deporte, es un digno ejemplo de superación y sinónimo del gentilicio uruguayo.

El capitán uruguayo Obdulio Varela, popularmente conocido con su apellido materno, y era de ascendencia africana, española y griega, marcaba la diferencia en la cancha, gritando a los cuatro vientos con un estadio en contra y dirigiendo dentro del terreno de juego lo que sería una épica remontada.

Uruguay comenzaría con todo en contra, el público, las circunstancias y a los dos minutos con el marcador. Sin embargo, Pepe Shiaffino y Ghiggia Pereyra fueron los encargados de revertir la situación con goles al 66 y al 79.

A punto de finalizar el partido, Brasil atacaba con todo su poderío, pero fue imposible revertir el resultado. Al cumplirse el tiempo reglamentario, el árbitro inglés George Reader pitó el final del encuentro, con lo cual estallaba la alegría de los jugadores uruguayos.

Al finalizar el partido, la mayor parte del público salió en silencio o llorando del recinto; los futbolistas brasileños mostraban abiertamente su pesar y la prensa local lanzaba comentarios críticos y fuertes dardos a su selección, la cual pasó en pocos minutos, de la gloria a la tragedia.

Para la fanaticada brasileña, la victoria uruguaya fue una verdadera tragedia, comentada y recordada como la peor caída deportiva de los amazónicos hasta entonces. Desde aquel momento, la palabra Maracanazo ha quedado como expresión de derrota y debacle imprevisto para La Canarinha.

Años más tarde, Ghiggia, autor del segundo gol uruguayo de visita en Brasil, pronunció una frase que quedó marcada: «Solo tres personas fuimos capaces de silenciar el Maracaná; el Papa Juan Pablo II, Frank Sinatra y yo».

Hoy, a 69 años, el mundo del fútbol recuerda aquella hazaña como una de las más grandes y motivadoras, sinónimo del corazón y pasión existente por la camiseta, por encima de todos los aspectos desfavorables y dejando claro que en la cancha son 11 hombres contra 11.