Ante este panorama, la comunidad internacional, incluidos países árabes, potencias europeas, asiáticas y organismos como la ONU, buscan detener la escalada a través de negociaciones. Existe preocupación no solo por el uso directo de armas nucleares, sino también por los efectos colaterales, como el colapso económico y ambiental global. La incertidumbre sobre la postura de grandes potencias como Rusia, EE. UU. y China añade tensión al conflicto. El texto concluye alertando que, de no detenerse a tiempo, una guerra con tecnología moderna e inteligencia artificial podría desencadenar una catástrofe sin precedentes, comparable o incluso superior a Hiroshima, Nagasaki, Chernóbil o Fukushima.
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