El reto es lograr que el lavado de manos con agua y jabón sea un hábito automático practicado en los hogares, escuelas y comunidades alrededor del mundo
Todos los 15 de octubre se celebra el “Día Mundial del Lavado de Manos”, iniciativa que fue establecida por las Naciones Unidas en el 2008, año en el que fue designado también el “Año Internacional del Saneamiento por la Asamblea General de las Naciones Unidas”, con el fin de generar conciencia sobre un hábito que puede salvar vidas, destaca Unicef.
Esta conmemoración refuerza el movimiento a favor de mejorar las prácticas de higiene, además de lograr la prevención de enfermedades diarreicas y respiratorias hasta 60%, teniendo en cuenta que con este simple acto se corta el ciclo de transmisión y multiplicación de las infecciones y/o enfermedades.
¿Por qué celebramos este día?
El Día Mundial del Lavado de Manos es una oportunidad para consolidar hábitos saludables que nos acompañarán toda la vida. Además, este día es un momento único para que estudiantes de todas las edades se conviertan en agentes del cambio, demostrando su solidaridad con la infancia de aquellos países donde las dificultades de acceso a una higiene adecuada es una traba para el desarrollo.
¿Por qué hay que hacerlo?
- Lavarse las manos es un gesto cotidiano para la mayoría de las personas del mundo. Sin embargo, lavarse con agua y jabón no es tan frecuente: millones de personas utilizan únicamente agua para lavar sus manos, ya sea por costumbre o por no disponer de jabón.
- No lavarse las manos o no usar jabón al hacerlo supone un riesgo de propagación de enfermedades infecciosas tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo, aunque sus consecuencias son mucho más graves en los países más pobres.
1. Usar jabón
El uso de jabón es muy importante porque a las bacterias y los virus les gusta adherirse a la capa de grasa en la piel. La mayor parte de los jabones (al menos los que no son antibacterianos), no matan los gérmenes, pero son una forma muy eficaz de eliminarlos.
2. Mantener la regla de los 30 segundos
El tiempo también es importante para una limpieza a fondo. Las manos, muñecas, dedos y espacios deben lavarse varias veces al día durante al menos 20 segundos. Recuerda: El jabón líquido es más higiénico que las pastillas.
3. Cuidar tus manos
Proporcionar un extra de hidratación es importante, ya que se crean microgrietas a través de las cuales las bacterias y los virus pueden penetrar en la piel y provocar infecciones. Las cremas de manos mantienen la piel elástica y refuerzan su barrera protectora.
Cuándo lavarte las manos
El contacto con otras personas, superficies y objetos a lo largo del día hace que se acumulen gérmenes en las manos. Puedes infectarte con estos microorganismos al tocarte los ojos, la nariz o la boca, o trasmitirlos a otras personas. Si bien es imposible que las manos no tengan gérmenes, lavárselas con agua y jabón con frecuencia puede ayudar a limitar la transferencia de bacterias, virus y otros microbios.
Siempre lávate las manos antes y después de hacer lo siguiente:
- Preparar y comer alimentos
- Tratar heridas o cuidar de un enfermo
- Tocar un objeto o una superficie que otras personas tocan con frecuencia, como los picaportes, los surtidores de gasolina o los carritos de compras
- Entrar o salir de un lugar público
- Colocar o quitar lentes de contacto
Siempre lávate las manos después de hacer lo siguiente:
- Usar el inodoro, cambiar un pañal o limpiar a un niño que usó el inodoro
- Tocar un animal, alimentos para animales o desecho animal
- Sonarse la nariz, toser o estornudar
- Manipular basura
- Manipular alimentos o golosinas para mascotas
Además, lávate las manos cuando tengan suciedad visible.
Habituarse a un gesto sencillo que salva vidas
El lavado de manos con jabón es la forma más económica de prevenir las infecciones diarreicas y respiratorias agudas que minan la salud de millones de niños y niñas cada año. Estas dos enfermedades son responsables de la mayor parte de muertes de niños y niñas en el mundo. Sin embargo, el lavado de manos con jabón aún se practica muy poco y es difícil de promover, a pesar de su potencial para reducir el número de muertes.
El reto es lograr que el lavado de manos con agua y jabón sea un hábito automático practicado en los hogares, escuelas y comunidades alrededor del mundo. Convertir el lavado de manos con agua y jabón en un hábito arraigado puede salvar más vidas que cualquier intervención médica, reduciendo las muertes por diarrea a casi la mitad, y las muertes por infecciones respiratorias en una cuarta parte.
Con información de Unicef/ Clínica Mayo/ Ministerio para la Salud