Aves venezolanas necesitan alas para volar más alto: Audubon busca apoyo para mantener y ampliar sus proyectos

Texto: Vanessa Davies

La sociedad conservacionista espera que se allane el camino para poder solicitar recursos al PNUD. El anillado de aves del Parque Nacional Henri Pittier no se pudo realizar este año. La presidenta de Audubon, Marieta Hernández, insiste en que la educación permite que desde la infancia se ame y se respete a las aves

El carpintero que, como el woody woodpecker de la comiquita, enfila su pico contra el árbol y tatatatatatatatata. El gavilán que arrastra el amanecer en el Parque Los Caobos. Las simpáticas guacamayas que ya tienen su ruta de ventana en ventana para comer frutas. El conoto que parece vestido por Kenzo, con su combinación de traje negro de plumas y un detalle amarillo. Las aves venezolanas son un regalo que vuela y la Sociedad Conservacionista Audubon se encarga de darlas a conocer, estudiarlas y defenderlas

Marieta Hernández, presidenta de Audubon Venezuela, habla con contrapunto.com sobre la lucha a brazo partido para mantener los proyectos andando en un año complicado por la emergencia humanitaria, agravada por la COVID-19. Sin embargo, Hernández trata de buscar la oportunidad aun ante lo más adverso, y explica que la cuarentena ha hecho que las personas se fijen en los pájaros que tienen cerca.

Para todo se necesita cooperación internacional, pero «hay muchos obstáculos en Venezuela para acceder a ese financiamiento». Sin embargo, «estamos trabajando en eso» para presentar solicitudes ante el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con las cuales sostener al menos un proyecto en 2020.

Los proyectos de Audubon están centrados en las escuelas, el trabajo con las personas «para la ciencia ciudadana».

El anillado de aves migratorias y residentes en el Parque Nacional Henri Pittier -que Audubon desarrolla con la Fundación Phelps- no pudo avanzar este año debido a la pandemia, explicó Hernández. Tampoco se hizo oportunamente en 2019. Varios obstáculos se atraviesan en su camino. «Es muy importante decidir el futuro de ese proyecto, que en los últimos años ha tenido problemas serios, como el alojamiento. La Estación Rancho Grande está en una situación muy mala, no tiene ni electricidad. Se necesita un aporte» para sostenerla.

«Es una información importantísima» la que se obtiene con ese proyecto, señaló. «Debe haber una colaboración más grande de las autoridades, particularmente de Inparques» y conseguir recursos para garantizar la logística y el pago al personal técnico.

El trabajo en las escuelas también necesita mucho más que el esfuerzo del voluntariado. Los talleres necesitan al menos un facilitador para formar a 20 docentes y material de apoyo. «Quisiéramos llegar a nuevas escuelas», el proyecto Las aves entran en las escuelas «incorporaba 50 colegios al año» para atender a niñas y niños de primero a sexto grado (estudiantes de 6 a 11 años, aproximadamente). También quisieran extenderlo a estudiantes de bachillerato.

El programa Conoce las aves de tu entorno sigue en pie «para todo el que le guste acercarse a esta actividad». La ciudadanía «ha demostrado durante la pandemia que sí le gusta el tema, que solo necesita un empujoncito».

Hernández pide entender «que las aves silvestres no son mascotas» y que cuando se enjaula una guacamaya «se está cometiendo un acto de crueldad porque el animal se va a neurotizar y va a ser muy infeliz».