Hace un año el Papa Francisco pidió perdón por los escándalos de pederastia, pero las víctimas siguen esperando justicia

Foto: EFE/Archivo

Los abusos sexuales contra niños superaban las 1.000 víctimas, el año pasado según reveló el informe del jurado de Pensilvania

A un año del arrepentimiento público del Papa Francisco por los abusos sexuales parte de la iglesia católica y la falta de sanciones o castigo contra, quienes recaen en estas prácticas.

El pasado 20 de agosto de 2018, Francisco indicó que «no mostramos ningún interés por los pequeños; los abandonamos» y añadió que «estas palabras de san Pablo resuenan con fuerza en mi corazón al constatar una vez más el sufrimiento vivido por muchos menores a causa de abusos sexuales, de poder y de conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas. Un crimen que genera hondas heridas de dolor e impotencia; en primer lugar, en las víctimas, pero también en sus familiares y en toda la comunidad, sean creyentes o no creyentes».

El pronunciamiento del Sumo Pontífice surgió a raíz del informe del jurado de Pensilvania, donde se detallan los abusos contra más de mil niños que fueron víctimas de unos 300 sacerdotes.

Tras estas declaraciones fue condenado, el pasado mes de marzo, a seis años de prisión el cardenal australiano George Pell por agredir sexualmente a dos niños integrantes del coro de la iglesia a fines de los años noventa.

Pell era el funcionario de mayor rango del Vaticano condenado por abuso sexual hasta la fecha, pues fungía como tesorero del Vaticano.

Recientemente George Pell comparó el sufrimiento que padece al que sufrió Jesucristo.

En una supuesta misiva firmada por el religioso y publicada en las redes sociales por un grupo de apoyo, Pell asegura que la «fe» es la fuente de su fortaleza y el «sufrimiento» le da «sentido y dirección».

En una carta de dos páginas, fechada el 1 de agosto desde el penal de Melbourne donde se encuentra confinado, agradece el apoyo a las personas que creen en él y les dice que espera conocer la apelación contra la condena, cuyo recurso quedó en junio visto para sentencia.

Cardenal George Pell en Melbourne

Se desconoce en síntesis, cuál ha sido el peso de las declaraciones del Papa Francisco contra este tipo de violaciones, pero la cierto es que sus declaraciones reconocen unas de las denuncias más contundentes contra la Iglesia.

De hecho, tras el escándalo de pederastia en la iglesia católica, han surgido centenares de denuncias contra obispos y sacerdotes, en muchos países de América Latina, que están siendo investigadas.

Los países con mayor incidencia en casos de abusos infantil son Estados Unidos, Australia, Alemania, Holanda, Polonia, Irlanda, México y Chile.

En julio el Vaticano anunció que dotará de un sistema que permitirá denunciar casos de abusos sexuales en su territorio.

Este nuevo procedimiento estará operativo antes de que acabe el año, será «público, permanente y fácilmente accesible» y permitirá presentar informaciones sobre «delitos y negligencias en materia de abusos sexuales a menores y personas vulnerables».

El cardenal Comastri, vicario del papa en la Ciudad del Vaticano, ha enviado una carta a todos los jefes de los dicasterios (ministerios) del Vaticano con los detalles del nuevo sistema que se aplicará «intramuros».

En España el sacerdote José Manuel Ramos Gordon fue suspendido por el Vaticano por abusos sexuales en el colegio Juan XIII de Puebla de Sanabria (Zamora) entre 1981 y 1984 y anteriormente en el seminario de La Bañeza (León) hace 30 años.

Javier, una de las víctimas de abusos en La Bañeza a manos del cura Ramos Gordon, el pasado 16 de julio envió una carta al presidente de la Conferencia Episcopal Española y otra a Roma, en las cuales formulaba la pregunta, «¿Qué tienen pensado hacer con SUS víctimas?».

Reproducimos parte del testimonio de Javier, que narra el escalofriante testimonio de un niño de 10 años, sólo uno, de los centenares que todavía esperan justicia.