Los votos del campo, la selva y del exterior pueden definir el balotaje presidencial del domingo en Perú, donde la derechista Keiko Fujimori supera al izquierdista Pedro Castillo, en un país devastado por la pandemia, en recesión y bajo incertidumbre política.
El conteo oficial lo encabeza Fujimori con 51,52% de votos, seguido de Castillo con 48,47%, según reporte de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), con el 80,7% de las mesas de sufragio escrutadas, divulgado la madrugada del lunes.
Horas antes, el primer escrutinio oficial del 42% de las mesas provocó estallidos de júbilo en distritos acomodados de Lima, como Miraflores. Allí, quienes temen ver a su país «caer en el comunismo» si Castillo es presidente salieron a las ventanas de sus viviendas a celebrar una victoria parcial de Fujimori. Gritos de «¡Viva el Perú!», «¡Ganó Keiko!», resonaron desde edificios en medio de calles desiertas por el toque de queda nocturno vigente por la pandemia.
Sin embargo, desafiando el toque de queda y la ley seca, centenares de campesinos bailaron y bebieron la madrugada del lunes en Cajamarca, reducto del candidato Pedro Castillo en el norte de Perú, esperanzados de que este remonte en el escrutinio del balotaje y derrote a Keiko Fujimori. Durante la celebración, que se prolongó por varias horas, todos olvidaron que en la región de Cajamarca existe «riesgo extremo» de contagio de la COVID-19, según las autoridades sanitarias.
Varios expertos y las propias autoridades electorales peruanas han dicho que los votos del campo, la selva y del exterior -que demoran en ser contabilizados- pueden definir el balotaje presidencial. «Falta contabilizar nuestros votos», dijo el propio Castillo tras conocer el primer informe del escrutinio.