El economista y coordinador del Monitor de Servicios Públicos de Cedice precisó que la caída en la inyección de recursos data de 2006
El economista Raúl Córdoba, coordinador del Monitor de Servicios Públicos de Cedice, indicó que desde el año 2006 se ha percibido un decrecimiento muy importante de las inversiones en materia de agua y saneamiento y eso ha generado un conjunto de fallas relacionadas al sistemas de bombeo, de distribución y de tratamiento.
En declaraciones a los medios durante el foro Gasto público y su incidencia en la calidad del agua y la salud de los venezolanos, explicó que hace 20 años se invertía alrededor de 8,5% del PIB.
«El decrecimiento fue uno de los más altos a partir del año 2000 cuando empezó a verse en 1,2% y 1,3% y, en la actualidad, con la opacidad de información es difícil dar una cifra, pero las estimaciones son de entre 0,1% y 0,3%», detalló.
Al ser consultado sobre cuánto debería invertir el Estado para recuperar el servicio, dijo que las estimaciones lo cifran en alrededor de 40 mil millones de dólares, aunque es una cifra bastante conservadora respecto al conjunto de daños que hay en materia de infraestructura sanitaria.
Esos recursos deberían destinarse a terminar las obras que se comenzaron y quedaron paralizadas y luego a terminar de ampliar las redes de cobertura y para garantizar la continuidad y calidad, acotó.
Por su parte, Gustavo Villasmil, profesor de la UCV y miembro del comité académico de Cedice, enumeró en tres las fuentes de problemas, desde el punto de vista médico y sanitario, alrededor de la cuestión del agua: la calidad (cada vez está más lejos de los estándares necesarios para el consumo humano), la distribución (llega pero no de manera regular y provoca la acumulación) y su ausencia (cuando no llega nunca).
«Si bien el agua es un bien público su distribución no (…) La pregunta es por qué si yo pago el agua, porque no me llega, no puedo hacerlo a un distribuidor que me la garantice potable toda la semana, los 365 días al año, las 24 horas para no terminar comprando con los vecinos un camión cisterna por un agua que no se de dónde la traen», aseveró.