Solamente se logró sembrar la tercera parte de ambos rubros, estima la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos
Entre las intenciones y los hechos hay un trecho grande. En el campo venezolano esta brecha de lo posible a lo real se agranda por razones que en otros países serían impensables.
El ciclo invierno (lluvioso) es el más importante para la producción de cereales en Venezuela. Pero de las 587 mil hectáreas de maíz que se pudieron producir solo «llegamos a 180 mil hectáreas de maíz», explica Saúl López, presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos. De las 207 mil hectáreas de arroz apenas se sembraron 45 mil.
Este fue «un año muy favorable desde el punto de vista de las condiciones agroclimáticas», destaca. Ello no se tradujo en mayor producción. «Hoy lo que afectó la producción no fue el clima, no fue el fenómeno de El Niño o La Niña, sino la falta de financiamiento y el combustible, y la carencia de planificar el sector agrícola».
López calcula que el país tiene «un potencial de 550 mil hectáreas bajo riego, pero hoy día hay menos de 200 mil bajo riego».