Raúl López: Sí vale la pena seguir apostando por el arte

El director del Orfeón Universitario de la UCV sostiene que el movimiento coral venezolano ha sabido sobrevivir a la adversidad de los tiempos difíciles.

Ataviado con la boina azul distintiva de los ucevistas. Raúl López accede a tener una conversación  con Contrapunt, acerca de su vida como director.

“En algún momento nos hemos cuestionado si lo que estamos haciendo es necesario y cuando miras el brillo en los ojos de los coralistas, de la gente que te acompaña desde público en una sala de conciertos o en una plaza, la respuesta surge sólida:» Sí vale la pena seguir apostando por el arte”, dice con la paz dibujada en su ojos Raúl López.

Nos cuenta que sus primeros pasos en la músicas están vinculados con el mundo coral que existía en los años ochenta, cuando los liceos y colegios de educación media exhibían sus coros como cartas de presentación y eran parte del prestigio de las instituciones.

“Tuve el privilegio de ser director por primera vez el día de mi graduación”, relata con alegría ya que el director de su agrupación, el maestro Luis Gilberto Aristiguieta, no podía estar presente y ya lo había entrenado para el compromiso.

“Él fue quien sembró la inquietud del mundo coral en todos los que estábamos a su alrededor”, sentencia López.

Al hablar de su formación destaca su paso por la Escuela Superior de Música, donde consiguió las herramientas para llevar adelante su vocación. “Allí mis estudios de lenguaje y armonía, siempre apuntando hacia el mundo de la polifonía”.

Entre sus referentes destaca a Alberto Grau y la escuela de canto coral del movimiento Cantemos, que  fue la primera escuela formal de directores.

Habla de Raúl Delgado Estévez, al frente del Orfeón Universitario de la UCV como una los directores admirados y nombra a César Alejandro Carrillo, como el compositor de música coral más importante del país. Felipe Izcaray y Francisco Zapata Bello, forman parte también del arsenal de hitos que lo marcan.

No duda en decir que, el movimiento coral venezolano es de los más prestigiosos del mundo con una proyección y expansión sobre el país que es difícil de encontrar.

Señala dos momentos de gran impacto para lo que es el movimiento.

En 1974, cuando ganó Scholla Cantorum el concurso Guido D’Arezzo, que para la época era el festival más prestigioso del mundo estimuló a hacer un trabajo más específico.

El otro momento es la tragedia de las Azores, donde falleció el Orfeón Universitario de la UCV, con un impacto telúrico en la vida nacional.

“Desde momento se crea un ambiente y una sensibilidad especial para con la música coral y el orfeón mismo”, sentencia López.

Asegura que en cada espacio de Venezuela hay una defensa por el canto coral, que se demuestra en la proliferación de iniciativas particulares de música hecha a voces, que van desde lo más tradicional de los coros hasta experimentos importantes, que avanzan hacia la experimentación en diversos formatos.