Oswaldo Lares más allá del Premio Nacional de Cultura Popular

Cámara: Miguel "Cuchicuchi" Romero. Edición: Samuel Simón Yépez. Texto: José Gregorio Yépez

Investigador, recopilador, coleccionista pero por encima de todo un enamorado de lo que suena, sabe y se siente como venezolano. Conocedor de todas las celebraciones de este pueblo que se viste de fiesta para reír y también para llorar abre su conocimiento y los tesoros que recogido para conservar la memoria del país

A finales del pasado mes vistamos la casa de Oswaldo Lares, justo en los momentos en que se discutía el Premio Nacional de Cultura Popular con el que ha sido reconocido por su trayectoria en defensa y difusión de la música y los quehaceres musicales del pueblo venezolano.

Don Oswaldo nos recibió con su sonrisa amable y sus ganas de conversar de toda su experiencia acercándose a la sabiduría y la creatividad de los creadores de cada una de las regiones del país.

Creció en una Caracas distinta muy distinta a la de hoy. Vivió en Las Delicias de Sabana Grande en donde su hermano iba todas las tardes a tocar el piano “a casa de los Guzmán hasta que mi mamá se entero de aquello y compró una pianola convertida en piano”.

Aprendió a tocar de muchacho transitando los caminos de la música académica y pronto cambió el rumbo hacia música popular cuando conoció el mambo de Pérez Prado.

Se atrevió a crear su propio grupo de música tropical Lares y sus afros y la banda estaba formada por el ritmo del bongó, las congas, la clave y una batería que costo 800 bolívares una fortuna para la época.

Sin embargo, su acercamiento a la música venezolana ocurre como una necesidad generada en el exterior.

Nos explicó que la familia decidió ir a Estados Unidos y allí terminaron él y su hermano los estudios de arquitectura y en las veladas con sus compañeros de distintas partes del mundo siempre salía la música tradicional que él confiesa no conocía.

Cuando vino de visita decidió acercarse a la música de país para mostrarla y comenzó buscar música y allí comenzó su amor.

Oswaldo Lares se graduó de arquitecto y regresó al país y comenzó a peregrinar por toda la geografía venezolana recogiendo testimonios, instrumentos y vivencias que ha sabido compartir.

Vivió de cerca “La fiesta de la tradición”, se hizo amigo del legendario Indio Figueredo, aprendió a tocar el arpa, fundó Con Venezuela y grabó todo lo que pudo de cada una de las manifestaciones de la cultura, desde la gaita de tambora, los chimbángueles hasta jotas margariteñas pasando por los sones del tamunangue y variaciones del arpa y la bandola llanera.

Aquí les dejamos la conversación que tuvimos aquel ya lejano 26 de noviembre del año pasado con Oswaldo Lares, hoy Premio Nacional de Cultura Popular y desde hace mucho tiempo uno de los hombres más comprometidos con defender la esencia de los venezolanos.