El recorrido de La Cota camina y diseña culmina con una rica sopa en la terraza de una de las casas del sector, un espacio para el encuentro y el diálogo social, para seguir pensando y construyendo la Ciudad Común
Históricamente la Cota 905, en Caracas, ha sido asociada con la violencia. Sin embargo,
desde hace algunos años un grupo de activistas sociales han venido trabajando para
transformar esta realidad y, poco a poco, están construyendo una agenda de acción y
apropiándose de los espacios públicos para el disfrute de la comunidad.
Saray Figueredo, es una joven nacida y criada en la Cota 905. Hace siete años decidió
asumir el reto junto a su familia de hacer algo para cambiar el entorno no solo para ellos
sino para otros miembros de la comunidad. Así nació el movimiento Cota 905 en positivo
que hoy tiene un comedor, donde los niños en edad escolar tienen asegurado su almuerzo
cada día, talleres de formación en oficios y un proyecto que busca integrar gente de
diversas organizaciones y sectores de Caracas, con sus capacidades y saberes, para la
acción colectiva en la Cota 905.
El proyecto “La ciudad desde el centro de la periferia”, producido por Ciudad Común, una
coalición de organizaciones de la sociedad civil, entre las que se encuentran El Agua nos
une, Cota 905 en positivo, Anexo la casa de todos, Plural AC, Plano creativo, Labo
Ciudadano y Ciudad Laboratorio, busca visibilizar y consolidar iniciativas ciudadanas que
han impulsado desde la diversidad, construyendo vínculos y una identidad que los une.
Inició el pasado 20 de abril en la localidad de El Naranjal, en el municipio Guaicaipuro del
estado Miranda, donde se impulsa una iniciativa de turismo comunitario denominada
Senderos de Agua y Memoria.
La Cota camina y diseña fue la segunda actividad e incluyó
un recorrido por muchos sectores del barrio guiados por Saray Figueredo, Jhonny Díaz y
Harry Ojeda. Los visitantes pudieron conocer la historia del sector El León y cómo han
logrado a través de la participación ciudadana disminuir la acción de la delincuencia, así
como la preservación de la memoria de lo vivido. El primer ciclo del proyecto finalizará en
el sector La Palomera, en el municipio Baruta, el próximo 11 de mayo.
Las actividades desarrolladas por Ciudad Común son vivos ejemplos de espacios de
diálogo social que han generado una agenda ciudadana que impulsa el encuentro entre lo
interno y lo externo, bajo la premisa de que el “barrio es ciudad” y no algo ajeno.
El proyecto se realizó con apoyo del Foro Cívico, espacio de articulación y acción
ciudadana, en el que convergen algunas de las organizaciones que conforman Ciudad
Común y que adelanta con copatrocinio de la Unión Europea el proyecto de construcción
de la Agenda Social y de Derechos, un proceso participativo e incluyente que invita a los
ciudadanos a afianzarse en la amistad (lo que une) y a recuperar la agencia (lo que actúa); tal y como Ciudad Común ha hecho juntando capacidades para actuar y transformar las
comunidades en las que trabajan.
La actividad La Cota Camina y Diseña muestra cómo cada historia, cada iniciativa
desarrollada genera aportes, desde la resiliencia comunitaria, a la construcción de una
agenda social común y plural que incluye: espacios de capacitación, rescate de la memoria
colectiva y espacios de diálogo social en la comunidad.
Talleres de oficio
El recorrido de la Cota camina y diseña inició en los espacios del taller de panadería y
pastelería que funciona en un local cedido por Jhonny Díaz. Poco a poco han ido
dotándolo, pero faltan muchas cosas para que los jóvenes puedan tener todos los
instrumentos necesarios para practicar y formarse, sin embargo, se las ingenian.
Recuerda Figueredo que al principio no tenía horno y luego de elaborar los panes o tortas
los muchachos tenían que pedir a los vecinos que les hornearan los productos, y ahora
tienen un horno que les fue donado. Entre los implementos que están necesitando en
estos momentos están un mesón de acero inoxidable, un refrigerador y una despensa
para guardar los materiales.
También dictan talleres de fotografía, a través de un programa de la Fundación Espacio
Ana Frank, donde aprenden las técnicas básicas para obtener imágenes de calidad y
conocer el funcionamiento de las cámaras fotográficas profesionales.
Para los interesados en el deporte ofrecen la formación en arbitraje de basquetbol y mesa
técnica, dictado por un árbitro certificado, así pueden prestar este servicio y generar
ingresos. Cuando hay torneos en la localidad son los mismos jóvenes los que hacen esta
tarea y eso minimiza los costos, pues un árbitro puede cobrar 7 o 10 dólares.
Todos los talleres son gratuitos y se dictan en los espacios cedidos por el señor Jhonny
Díaz para el funcionamiento de la panadería. Hasta ahora han sido formados 160
adolescentes y jóvenes del sector El León.
Memoria colectiva
El siguiente punto del recorrido es una parada en la llamada “esquina caliente”, nombre
con el que fue bautizada debido a que era un sitio dominado por las bandas delictivas de
la zona. Unos metros más allá está un pasadizo donde están ideando hacer una galería
fotográfica a cielo abierto, como parte del proceso de construcción de la memoria
colectiva. Allí hay una pared de latón, en la que pueden apreciarse los agujeros dejados
por las balas durante la operación Cacique Guaicaipuro, realizada por los cuerpos de
seguridad en 2021 para desmantelar las bandas armadas que operaban en el sector.
Recordando con horror aquel día Saray comenta: “Pudiéramos restaurar esa pared y
borrar esas huellas, pero queremos dejarlo como parte de la memoria colectiva. Eso
guarda parte importante de nuestra historia”.
La galería fotográfica será memoria y también nutriente para la transformación que
emprendieron estos activistas, pues el intercambio de las imágenes donadas por
fotógrafos profesionales o tomadas por los cursantes del taller de fotografía aspiran sean
cambiados por insumos para las prácticas de panadería y repostería.
Encuentro, solidaridad, esparcimiento y más
La siguiente parada es el denominado Mirador desde donde hay una vista espectacular de
Caracas. En esta área, los visitantes pueden ver la ciudad desde otra perspectiva y
degustar uno de los postres elaborados por los participantes en el taller de pastelería.
La caminata sigue hacia Santa Eduvigis, desde donde se aprecia una vista muy cercana del
Cementerio General del Sur. Allí una cancha sirve de espacio de esparcimiento y es la sede
de los torneos de baloncesto. Está bajo el cuidado de la señora María Gregoria Navarro,
conocida por todos como Goya, quien a sus 86 años es muy activa en las luchas sociales.
De regreso, hay una parada en la calle de Los Niños, epicentro desde hace décadas de las
fiestas infantiles y lugar donde en las tardes los pequeños juegan futbolito. Allí reside la
señora Nelly Vegas, “la repostera y costurera de toda la vida. Ella ha hecho las tortas de
cumpleaños de varias generaciones y ha diseñado los disfraces de cientos de niños y la
mayoría de los trajes de novias de las muchachas de la zona”, cuenta Saray Figueredo.
La casa de la señora Nelly es conocida como “el melao” porque ella siempre ofrece a los
niños ese dulce que a todos encanta.
En la caminata también hay un punto de encuentro en la casa de la señora Aurora Silva, a
quienes muchos niños y jóvenes llaman abuela. Es muy apreciada en la comunidad porque
los días en que llega el agua ella conecta mangueras que van a la otra calle para que 14
familias puedan abastecerse. “A ellos nunca les llega el agua por tubería, entonces, si yo
tengo ¿por qué no voy a compartirla?”, dice la señora Aurora, quien además siempre tiene
jarras de agua fría en su nevera para darle a quienes vienen sedientos de regreso a casa
luego de la jornada de estudio o trabajo.
El recorrido de La Cota camina y diseña culmina con una rica sopa en la terraza de una de
las casas del sector, un espacio para el encuentro y el diálogo social, para seguir pensando
y construyendo la Ciudad Común.
