La noticia de que Trump resultó positivo al coronavirus ha generado incertidumbre sobre qué pasará en el panorama político
Tras conocerse la noticia de que el presidente estadounidense, Donald Trump, resultara positivo a la COVID-19, surgen interrogantes respecto a quién asume el mandato mientras el mandatario se recupera.
Si el estado de salud del Trump le impide ejercer sus funciones con normalidad, su vicepresidente, Mike Pence, podría asumir temporalmente la presidencia de Estados Unidos (EEUU). Incluso la Convención del Partido Republicano podría nombrar a Pence como candidato a presidente, un escenario poco probable.
En Reino Unido al no existir la figura de vicepresidente, el ministro de Exteriores, Dominic Raab, asumió en abril el mando durante el ingreso de Boris Johnson, en la unidad de cuidados intensivos tras empeorar su estado de salud por coronavirus.
Pence es un conservador. Como gobernador, firmó una ley criticada por permitir la negación de servicios a homosexuales por motivos religiosos y otra que prohíbe abortar por la discapacidad, raza o género del feto.
Su política económica sigue la doctrina clásica republicana: aprobó la mayor bajada de impuestos de la historia de Indiana, impulsó rebajas fiscales a las empresas para atraer la inversión.
Como congresista votó a favor de todos los tratados de libre comercio que se propusieron y apoyó en varias ocasiones liberalizar más el comercio con China.
Pence también apoya el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) que se ha negociado durante el Gobierno de Barack Obama.
Por otra parte, Steffen Schmidt, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Iowa, explicó a Noticias Telemundo que «la situación es complicada».
Dijo que en el momento en que un presidente no puede cumplir sus funciones es cuando entra en juego la Enmienda 25 de la Constitución, disposición que contempla tres posibles escenarios:
1.- El presidente es el único que queda incapacitado por un breve periodo de tiempo y él mismo lo notifica al Congreso: La sección 3 de la enmienda dice que el mandatario puede autodeclararse «incapaz de cumplir con los poderes y deberes de su cargo» y, una vez lo notifique formalmente al Congreso, el vicepresidente toma su puesto de forma interina hasta que comunique al Congreso que nuevamente está en condiciones de ocuparlo.
Desde que se adoptó la enmienda en 1967, se ha activado en tres ocasiones, y en cada caso siempre se informó previamente al Congreso porque el presidente sabía de antemano que el procedimiento requería anestesia.
Ronald Reagan la invocó cuando fue operado de cáncer de colon, y George W. Bush en dos ocasiones para someterse a sendas colonoscopias.
2.- Si el mandatario queda incapacitado repentinamente y no puede avisar al Congreso: El vicepresidente se convertiría en el presidente en funciones una vez que él mismo y la mayoría de los miembros del Gobierno notifiquen al Congreso que el mandatario no puede cumplir con sus deberes, según las directrices de la Sección 4 de esa misma enmienda.
Esta última disposición nunca se ha utilizado, ni si quiera después de que Reagan fuera sufriera un atentado en 1981. Los funcionarios de la Casa Blanca discutieron cómo invocar la enmienda 25 en aquel momento, pero el vicepresidente, George H.W. Bush, estaba de viaje. A su regreso, el estado del presidente se había estabilizado y sus médicos anticiparon una recuperación completa.
3.- El presidente y el vicepresidente no pueden cumplir con sus obligaciones al mismo tiempo de forma inesperada: Se recurriría a la Ley de Sucesión Presidencial, a partir del artículo II de la Constitución, que permite al Congreso a aprobar estatutos de línea de sucesión.
Tras el presidente y el vicepresidente, la siguiente en la línea de sucesión es la presidenta de la Cámara de Representantes, un cargo que ahora ostenta la demócrata Nancy Pelosi; por detrás está el presidente pro tempore del Senado, y después miembros del Gabinete.