Decenas de manifestantes que ocupan desde el domingo la Universidad Politécnica (PolyU) de Hong Kong seguían atrincherados este martes, ajenos a las llamadas a rendirse, y a pesar de las amenazas de intervención cada vez más explícitas del gobierno chino.
El bloqueo de esta universidad es la confrontación más larga y violenta con la policía desde que en junio empezaron las protestas prodemocracia en la excolonia británica.
Al caer la noche, numerosos estudiantes seguían en el interior del campus, situado en la península de Kowloon, donde temen ser detenidos por la policía. Muchos usaban coberturas de emergencia para protegerse del frió.
Algunos manifestantes lograron el lunes salir del campus deslizándose con cuerdas por una pasarela y huyendo luego en moto.
La Alta Comisionada de la ONU de derechos humanos instó este martes a las autoridades de Hong Kong a buscar una «solución pacifica» en el asedio a la PolyU.
El destino de los atrincherados en PolyU suscita una ola de emoción dentro del movimiento prodemocracia en Hong Kong, la excolonia británica que vive su peor crisis política desde que volvió en 1997 a estar bajo soberanía china.
Decenas de miles de personas se manifestaron el lunes en Kowloon para intentar rebajar la presión en PolyU y crear otro foco para atraer a la policía antidisturbios, que está dispuesta a usar balas reales.
La jefa del ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, elegida por un comité favorable al poder de Pekín, estimó el martes que hay todavía unos cien manifestantes encerrados en el campus.
Lam habló por primera vez de la situación y dijo que no les queda otro remedio que rendirse.
«Este objetivo solo se puede alcanzar con la plena cooperación de los manifestantes y sobre todo de los amotinados, que tienen que poner fin a la violencia, entregar las armas y salir pacíficamente escuchando las instrucciones de la policía», advirtió.
También prometió que los menores que se rindan no serán detenidos mientras que los mayores de edad se exponen a diez años de prisión.
«Incluso si nos rendimos nos meterán en prisión», dijo a la AFP un estudiante de mecánica. «Nos quieren dar la impresión que tenemos dos opciones pero solo hay una, la prisión».
Según la policía, un millar de personas han sido detenidas en las últimas 24 horas.
– Amenazas de Pekín –
Desde hace tres días, los manifestantes respondieron a los intentos de desalojarles del campus con cócteles Molotov y un policía resultó herido en la pierna por el disparo de una flecha con un arco de competición.
Los soldados del ejército chino, estacionados en Hong Kong desde la retrocesión de 1997, salieron el fin de semana de su cuartel para limpiar las barricadas de algunas calles, una salida que hace temer una posible intervención militar.
El embajador de China en el Reino Unido, Liu Xiaoming, advirtió por su parte que Pekín no seguirá con «los brazos cruzados» si la situación en el territorio es «incontrolable».
El régimen chino también rechazó una decisión de la alta corte de Hong Kong, que considera institucional la prohibición a los manifestantes de llevar máscaras.
«La decisión del alto tribunal debilita gravemente la gobernanza de la jefe del ejecutivo y del gobierno» de Hong Kong, declaró Zang Tiewei, el portavoz de la comisión de leyes del comité permanente de la Asamblea Nacional Popular (ANP), según los medios estatales.
Zang considera que solo la ANP tiene el poder de decidir si una ley es o no conforme a la ley fundamental de Hong Kong.
La Universidad PolyU está situada cerca del Cross Harbour Tunnel, uno de los túneles de la isla de Hong Kong bloqueado desde hace una semana.
El movimiento de protesta empezó en junio como rechazo a un proyecto de ley, luego abandonado, que iba a autorizar las extradiciones a la China continental.
Desde entonces los manifestantes ampliaron sus reivindicaciones para exigir reformas democráticas y una investigación sobre la violencia policial. Cerca de 4.500 personas fueron detenidas en cinco meses y medio.
La semana pasada las protestas entraron en una nueva fase, mucho más violenta, con una estrategia llamada de «eclosión general» («Blossom Everywhere») que consiste en multiplicar las acciones en varios puntos a la vez para poner a prueba la capacidad de la policía.