El coordinador de DDHH del partido Convergencia, abogado Eduardo Torres, se refirió a los datos aportados por la más reciente Encuesta de Condiciones de Vida Encovi 2022, realizada por la UCAB y destacó que la misma demuestra que Venezuela sigue siendo el país con mayor desigualdad en el mundo.
«Estamos en el continente más desigual del mundo y somos el país más desigual de América, comparados con Namibia, Mozambique y Angola. 8 de cada 10 venezolanos padece situaciones precarias. Solo puedo decir que es sumamente lamentable esta realidad», dijo.
Torres comentó que a partir de estos datos se abre una discusión sobre algunas cifras relativas a la disminución de pobreza en el país.
«Si bien se percibe un cambio leve en la situación económica, que pudiera obedecer a las remesas del exterior, el fin de la pandemia o la incidencia de la actividad privada, de parte del sector gubernamental no ha existido ninguna política seria de reactivación económica a través del aumento en la producción, el salario y el consumo. ¿Cuál factor pudo haber determinado que este año la pobreza extrema se redujera en un 30 por ciento en Venezuela con respecto a la publicación Encovi de 2021?», cuestionó.
«Si esto fuese así estaríamos hablando de un milagro económico, inédito en el mundo. Los trabajadores no estamos viendo ni sintiendo ese milagro», sostuvo.
Subrayó que ahora más que nunca debe prevalecer el llamado a la unión hacia todos los sectores del país ante la ausencia de políticas de Estado para mejorar las condiciones de vida, donde ni siquiera Ley de Presupuesto Nacional existe, en medio de la Emergencia Humanitaria inducida para ejercer control social y una narrativa de que “Venezuela se arregló”, lo cual contrasta con la realidad.
«Se necesitan mayores niveles de organización y movilización para defender los derechos de todos y promover los cambios necesarios».
Finalmente, lamentó que sean los más pobres quienes tengan menos oportunidades de formación académica. De acuerdo con la ENCOVI en el período 2021-2022, 1,5 millones de los habitantes del país de entre 3 y 17 años quedaron fuera del sistema educativo.