“El CLAP es una política de orden público, porque la caja o la bolsa contienen la movilización social y las protestas de manera más eficiente que una bomba lacrimógena”, asegura Edison Arciniega, director ejecutivo de Ciudadanía en Acción
El programa CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción), blanco de críticas nacionales e internacionales, ha sido señalado por la calidad y cantidad de sus productos, y también por los presuntos hechos de corrupción que lo rodean. El director ejecutivo de Ciudadanía en Acción, Edison Arciniega, afirma que no llega al que más la necesita, sino al que más puede protestar.
“El esquema no es la atención de necesidades, sino de orden público”, señala Arciniega en entrevista con Contrapunto. “El CLAP es una política de orden público, porque la caja contiene la movilización social y las protestas de manera más eficiente que una bomba lacrimógena”.
El analista, sociólogo de profesión, detalla que hay cuatro tipologías de parroquias que reciben las cajas o bolsas: tipo 1 y tipo 2, en las principales ciudades; tipo 3, en las ciudades intermedias o la periferia de las grandes ciudades; y tipo 4, rurales y periféricas.
Las parroquias con más carencias son las tipo 4, y en las tipo 3 se concentra la crisis humanitaria (como Valles del Tuy y Maracao), indica Arciniega. Pero “de los 3,3 millones de familias que recibieron el CLAP en enero de este año, 1,5 millones son de las parroquias tipo 1”; es decir, las que menos lo necesitarían.
Febrero fue un mes clave, porque “se registró una cantidad atípica de familias receptoras” de los CLAP: 4,6 millones. Según Arciniega, la distribución se hizo así: 1,6 millones de familias de las parroquias 1, además de 1,5 millones de familias de las parroquias 2, los 1,2 millones de familias de las parroquias 3 y apenas 196 mil familias de las parroquias 4.
Para el sociólogo, el factor que más pesó en la cantidad de cajas y bolsas entregada en febrero (11 millones) es la irrupción del diputado Juan Guaidó como líder de la oposición venezolana. Ese mes “no solo llegó a más familias, sino que le dieron más a cada familia”.
Pero “no solo hay una brecha en el acceso, sino en los productos, ya que mientras más lejos estás de ser un problema, menos alimentos hay en la caja”. La diferencia puede ser de más de dos kilos a favor de los más «peleones».