Una representación del espíritu de la Generación en su versión más inclusiva y que reivindica la lucha de la mujer venezolana
En el marco del día de la mujer, un grupo de mujeres estudiantes y egresadas ucevistas han querido honrar la memoria de esos rostros femeninos que no han sido reseñados, que no fueron fotografiados, pero que contribuyeron a la lucha por un país más justo y de libertad que nos legó aquella Generación del 28 en la que también participaron.
Con una fotografía tomada en este 2024 en el rectorado de la Universidad Central de Venezuela, rememoran una de las icónicas fotos de aquel grupo de jóvenes estudiantes que siempre hemos conocido, ahora protagonizada por rostros femeninos.
En la parte superior de izquierda a derecha:
Lustay Franco
Saray pilar
Ana Bello
Gabriela Matute
Emily Da Silva
Evelyn Pinto
Fabiana Garanton
Margaret Hidalgo
En la parte inferior de izquierda a derecha:
Gabriela Marcano
Dayalice Anza
Dannalice Anza
Dariana Polo
Ana Bustamante
Karen Herrera
Aquí el texto con el que acompañan la fotografía:
Han pasado casi 100 años desde que se tomó la icónica foto de la Generación del 28, un momento histórico en el que los hombres líderes se unieron en busca de la libertad, la justicia y la transformación.
Sin embargo, en aquella imagen no se refleja la participación y liderazgo de las mujeres que también desempeñaron un papel crucial en ese proceso de lucha y cambio.
Hoy, en un acto de reparación histórica y en honor a todas las mujeres que no están en esa foto, se ha realizado una nueva imagen que visibiliza y reconoce su contribución a la lucha por la igualdad y la justicia social.
Esta foto representa el espíritu de la Generación del 28 en su versión más inclusiva y diversa, reconociendo que el liderazgo no tiene género y que las mujeres también fueron protagonistas de aquel proceso histórico.
Vemos a mujeres líderes políticas que han roto barreras y han abierto camino para que otras puedan seguir sus pasos.
Un reconocimiento a todas las mujeres que han dejado huella en la historia, a pesar de las dificultades y la falta de visibilidad. Es un recordatorio de que el liderazgo no tiene distinción de género y que todas las voces son necesarias para construir un mundo más justo y equitativo.