El nuncio Giordani destacó que «el nuevo beato es capaz de unir a todos sus compatriotas por encima de las diferencias sociales, políticas y económicas e, incluso, de las ideológicas o religiosas»
Desde el año 1962, Gloria María Sánchez reside en la esquina Desbarrancados, en la parroquia La Pastora, frente a la casa del Doctor José Gregorio Hernández, ahora restaurada y pintada de azul, debido a los actos a propósito de la beatificación, este 30 de abril.
Sánchez dijo tener historias «y no precisamente cuentos de una vieja», dijo. A su avanzada edad y con un café en la mano, manifestó que se siente bendecida, por vivir en la misma calle del médico de los pobres.
«Aquí nacieron y crecieron mis seis hijos. Es una calle bendecida, milagrosa. Uno pasa por la casa del Doctor José Gregorio Hernández y con solo pasar la mano por la puerta, le das gracias por sus milagros, y también le pides. Es como un santuario, sentimos su presencia allí», relató.
Entre sus anécdotas, Sánchez contó que una fuerte brisa abrió la ventana de su cuarto y al despertar – exaltada-, vio lo que parecía ser la semblanza de José Gregorio Hernández, «con su mano derecha levantada, dándome la bendición y desde ese entonces, en mi casa no falta una estampita o cuadro de mi santito».
«Nunca se fue de esa casa»
En la misma esquina, Alberto Quintero quiso manifestar sobre su fe. «Mi santo por generaciones. Desde muy pequeños nos llevaron por el camino de la fe, y José Gregorio Hernández, sigue presente , no solo en nuestros corazones, sino en cada de uno de los hogares de las familias que residimos en esta esquina».
En ese sentido, Rómulo Chinchilla, un devoto que vino hasta Caracas, procedente de Boconó, estado Trujillo, llevado por la fe y devoción por el Dr. José Gregorio Hernández, llegó a la capital, y en medio de los actos que se celebran a propósito de la beatificación, aprovecha para pedir por la sanación mundial debido a la pandemia por la COVID-19.
Relató que, hace un año, su madre sufrió un infarto: «Le puse la estampita del Dr. José Gregorio Hernández y de inmediato se sanó», aseveró.
Quienes se acercaron hasta la Plaza La Candelaria, gritaban: Maravilloso a la Gloria de Dios, el cielo está de fiesta, el Beato José Gregorio Hernández interceda por Venezuela y el mundo entero, así como agradecimientos de sanación, entre lagrimas, rezos y cantos.
«Yo solo le pido a Dios que nos cubra con su manto y nos proteja», se oía en cada grupo de personas en la plaza. Al mismo tiempo que ocurría todo esto, el nuncio apostólico Aldo Giordano, informó que el papa Francisco tiene muchos deseos de visitar Venezuela. También enfatizó que los venezolanos deben lograr, sin divisiones, las vacunas contra la COVID-19 para todos.
Además de eso, el cardenal Baltazar Porras celebró este nuevo paso de Hernández en los altares y afirmó que suenan las campanas del cielo, pero también, las del corazón.
El vicepostulador de la causa, monseñor Tulio Ramírez, presentó una semblanza del beato, de su profunda fe.
Al final de todo el acto, el nuncio Giordani destacó que «el nuevo beato es capaz de unir a todos sus compatriotas por encima de las diferencias sociales, políticas y económicas e, incluso, de las ideológicas o religiosas».
«Me atrevo a decir que, tal vez en estos momentos, no existe en Venezuela otra figura más querida y aceptada por todos que el doctor José Gregorio Hernández», subrayó.
Por otro lado, el artista Jesús David Martinez, autor de la estatua que fue develada en la Iglesia de la Candelaria, afirmó en pocas lo que esa obra significa para él:
«Aquí se las dejo a los caraqueños, me tomó ocho días hacerla y le pedí ayuda ya que me la pidieron el pasado 15 de abril, no creí que iba a llegar a la fecha de entrega, pero el siervo de Dios me ayudó».