Desde el inicio de la pandemia de coronavirus, los odontólogos fueron catalogados como una de las profesiones con más alto riesgo y esta es la historia de su nueva modalidad de trabajo
Solo dos personas máximo en la sala de espera, tampoco con acompañante. Si es así, debe esperar afuera», explica la doctora Ligia Callejas, odontólogo del Centro Médico Ayacucho.
Desde el inicio de la pandemia de coronavirus, los odontólogos fueron catalogados como una de las profesiones con más alto riesgo ya que están en exposición directa a la saliva y fluidos de los pacientes.
Antes usaban solo tapabocas clínicos y guantes de látex, pero desde hace una semana cuando los directivos del centro asistencial decidieron abrir sus puertas los protocolos han cambiado.
Ahora deben usar un traje de protección biológica, que en teoría debe ser cambiado después de cada jornada, pero ya que actualmente pueden llegar a costar desde $30 hasta $50. Debido a eso optaron a desinfectarlos con estrictas medidas de limpieza luego de cada paciente, lo que hace más lento el día a día de su labor, también usan lentes, tapabocas y una visera protectora. A todo este conjunto lo llaman de cariño: El traje de la NASA en alusión a la indumentaria usada por los astronautas en sus viajes al espacio.
Desde que estas en la puerta del lugar, ubicada en Palo Verde al Este de Caracas, parte del personal te espera con un envase con desinfectante de mano y termómetro digital. Si la temperatura del paciente es mayor a 37.5 se le niega el acceso y se le pide que regrese luego de un periodo establecido de 15 días.
Una vez adentro en el piso esta escrito la palabra: Alto junto a un cuadro de cinta adhesiva que marca una zona libre, por así decirlo. En la sala de espera solo dejan que dos personas estén en sentados aguardando su turno, mientras los odontólogos atienden a sus pacientes.
«Algo que dejamos claro a las personas, sin acompañamiento, con tapabocas y si trae un bolso que lo guarde en una bolsa y se le guarda», cuenta Callejas.
Los materiales subieron de precio
No sólo las medidas sanitarias han cambiado, también lo hicieron los costos de los materiales. De manera drástica desde el inicio de la pandemia los materiales asociados a la bioseguridad han crecido en demanda a nivel mundial.
Antes una caja de guantes quirúrgicos, que los especialistas de la salud bucal tuvieron que empezar usar para aumentar su propia seguridad, costaba $3 y trae 10 pares guantes, lo que equivale a hasta un día normal de trabajo en otras condiciones, cuesta actualmente 15$.
Sumando a las medidas de distanciamiento social, atiende a cuatro pacientes al día. Solo emergencias y tratamientos que habían iniciado antes de la Covid-19.
«No hacemos nada exclusivamente estético, sacamos muelas y hay días en los que los pacientes cancelan», aseguró la doctora.
De igual manera, tienen las puertas del centro abierta hasta las 2 de la tarde ya que por la media de cuarentena hasta esa hora tienen permitido abrir. Llegan a las 8 de la mañana y entre tantas medidas luego de cada paciente, que va desde limpiar el traje, desinfectar su área de trabajo, rcoger los materiales para aislarlos y someterlos a baños de desinfección se les va la mañana.
Callejas aclaró que todo este protocolo fue asesorado por el Dr. Luis Guevara quien es biólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Actualmente Guevara se encuentra en Perú trabajando en un estudio sobre los químicos que pueden ser más efectivos de para combatir al virus.
«Hay gente que no reacciona bien a esta clase de medidas, les dejamos claro que si no les gusta no vengan. Tenemos que cuidarnos todos y no acatar las medidas no ayuda para nada», sentenció.
Luego de siete horas de trabajo los doctores del centro cierran sus puertas e inicia otra etapa del día: La limpieza y esterilización. Son medidas que siempre han sido claves en el ejercicio de la odontología, pero ante la amenaza de contagio se ha vuelto más meticuloso.
Sus equipos pasan por tres baños de alcohol antes de ser esterilizados. Lugar que ya había limpiado son nuevamente aseados. Desinfección de cada rincón del lugar, pisos, esquinas y nuevamente todos los lugares donde pasaron los pacientes.
Todo el proceso lleva hasta una hora más de trabajo. Salen a la puerta, echan una rociada más de alcohol y bajan su santa maria para iniciar de nuevo al siguiente día.