Este jueves 21 de marzo se celebra el Día Internacional de los Bosques
El Día Internacional de los Bosques, este jueves 21 de marzo, encuentra a los gigantes verdes en el mismo lugar de las dificultades, y a los gobiernos, en una encrucijada. No es diferente la situación para Venezuela.
Entre 1985 y 2022 se han perdido en Venezuela 77 mil kilómetros cuadrados de bosques, el equivalente a la superficie de Panamá, informó el biólogo Jon Paul Rodríguez, fundador de Provita. Unos 6 mil kilómetros han desaparecido al sur del Orinoco, y el resto, al norte del gran curso de agua. Estos son datos del proyecto MapBiomas Venezuela.
«En el más reciente informe de la Declaración sobre los bosques 2023, una iniciativa liderada por una coalición de ONG internacionales de investigación y conservación, se encontró que a pesar de algunos recientes avances en el control de la deforestación, solo en el año 2022 se perdieron completamente casi 6,6 millones de hectáreas de bosques a escala mundial; en su mayoría, de la zona tropical, con una tasa de pérdida especialmente alta en América Latina y el Caribe (aproximadamente 3,5 millones de hectáreas en 2022). En esta región casi 75% de la pérdida ocurrió en bosques primarios o de alta integridad», explica Emilio Vilanova, ingeniero forestal con máster en manejo de bosques de la Universidad de Los Andes y analista de carbono en el programa global de conservación de la Wildlife Conservation Society (WCS).
Desde el año 1985, puntualiza, «la superficie de bosques se ha reducido aproximadamente en 4,7 millones de hectáreas a un promedio de 128 mil hectáreas por año», calcula. «Las causas de esta reducción en el caso venezolano son complejas, puesto que para finales de los años 2000 buena parte de los bosques al Norte del Orinoco ya habían sido eliminados casi en su totalidad, quedando parches aislados o como parte de algunas pocas áreas protegidas. También, la distribución singular de la población en su gran mayoría en el norte del país ha implicado que sea el sur del país la región con una mayor superficie de bosques y con un grado relativamente menor de afectación».
Como lo acotó el analista, el acceso «a tierras boscosas cada vez menos abundantes en el norte, y el auge de la actividad minera en los estados Amazonas y Bolívar» han llevado «a un incremento reciente en la tasa de deforestación».
No es el único golpe que reciben los bosques: «Un fenómeno al que poco se le presta atención es el de la degradación forestal. Es decir, la afectación a la estructura de un bosque sin llegar a cambiar su clasificación como tierra forestal. Factores como incendios repetidos, tala ilegal selectiva, apertura de vialidad y cacería, solos o en combinación pueden provocar una reducción considerable en la integridad ecológica de los bosques aunque estas áreas permanezcan clasificadas como bosque». En efecto, añadió, «en los últimos años, la degradación ha sido un factor mucho más importante inclusive que la deforestación en la emisión de gases de efecto invernadero y en la pérdida de biodiversidad y otros servicios ambientales».
A Rodriguez le preocupa el destino de las áreas protegidas cerca de las grandes ciudades. Los bosques más secos son los menos protegidos en Venezuela «y los más amenazados», diagnostica el biólogo. «Ya pasaron de 50 mil kilómetro cuadrados, a 30 mil».
Muro de contención
¿Por qué los bosques son imprescindibles para la vida? Vilanova recuerda los elementos de la Evaluación de Ecosistemas del Milenio, que reconocen estos servicios que prestan los bosques:
-Los servicios «de aprovisionamiento (provisión) son los productos tangibles que los seres humanos reciben del ecosistema, tales como la madera, el agua y los alimentos».
-Los servicios «de regulación derivan de la regulación de los procesos ecosistémicos, tales como la regulación del clima, la hidrología y ciertas enfermedades».
-Los servicios «culturales son los beneficios no materiales que las personas obtienen para los ecosistemas, incluyendo la recreación, la experiencia estética, el enriquecimiento espiritual y demás».
-Los servicios «esenciales (de apoyo) son la base para la producción de todos los otros tipos de servicios. Los ejemplos de servicios de apoyo incluyen la producción primaria, la formación y retención de suelos, el ciclo de nutrientes y demás».
El cambio climático, problema real que afronta el planeta, encuentra en los bosques un muro de contención. «Con el cambio climático incrementando sus efectos en los últimos años y con proyecciones que indican que esta tendencia seguirá a menos que las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyan drásticamente en los próximos años, se hace cada vez más importante resaltar a los bosques como «soluciones» en virtud de los enormes beneficios que ofrecen. Por ejemplo, los bosques tropicales le devuelven humedad a la atmósfera a través de la evapotranspiración, lo que produce nubes y reduce el calor en las áreas cercanas, contribuyendo a la regulación del tiempo y del clima», detalla Vilanova.
Las ciudades como Caracas se llenan de cemento y asfalto, lo que acarrea consecuencias. Se trata, ahora, de resguardar lo verde. «Con la concentración de la población en zonas urbanas, es muy importante y urgente mantener espacios «verdes», sea a través del arbolado urbano o mediante la protección de áreas boscosas cercanas a las ciudades», expone el investigador.
Para Rodríguez, es perentorio ubicar los fragmentos de bosques y áreas verdes que se encuentran en buen estado en las ciudades venezolanas o sus alrededores «y protegerlos con alguna figura, como parques nacionales» u otras normas que pueden ser municipales, regionales o nacionales.
La restauración de bosques «es, sin duda, una actividad necesaria y en los últimos años se han producido numerosas iniciativas para lograr que la tasa de recuperación de bosques a través de enfoques pasivos (proteger bosques y «dejar que la naturaleza siga su curso») o activos (reforestación) sea mayor», apunta Vilanova. En cualquier caso «la participación de organizaciones comunitarias es fundamental».
