Un estado emocional, de angustia, continúa en Hong Kong en vísperas de la celebración, este martes, del septuagésimo aniversario de la fundación de la República Popular China, una efeméride que los manifestantes pro democráticos quieren señalar como un día de luto en una protesta prohibida por la Policía
Las últimas horas en la ex colonia británica no hacen presagiar nada bueno, con enfrentamientos entre manifestantes violentos y agentes de policía tanto el sábado como el domingo, en la que volaron por el cielo de Hong Kong pelotas de goma, gas lacrimógeno, spray pimienta, cócteles molotov y hasta ladrillos.
El balance del decimoséptimo fin de semana consecutivo de protestas dejó 157 detenidos, pero este hecho no parece haber amedrentado a los opositores al régimen comunista, que planean salir a la calle aunque su protesta no cuente con la aprobación de las autoridades.
En una rueda de prensa celebrada este lunes, la Policía advirtió de que este martes podría ser un día «muy peligroso», y señaló que las acciones de los manifestantes radicales están «un paso más cerca del terrorismo».
«Tenemos información que apunta a que algunos radicales están incitando a otros a llevar a cabo actos extremos, como matar agentes, disfrazarse de policías para matar a otros, y prender fuego a gasolineras», aseguró el comisario de la Policía John Tse.
Mientras tanto, muchos hongkoneses recibieron en sus teléfonos móviles un mensaje de la Policía, que les invitaba a ponerse a salvo el martes, día en el que esperan «actos públicos no autorizados», que podría «causar el caos» en varias partes de la ciudad de Victoria, capital de Hong Kong.
Entre esos «actos públicos no autorizados», una manifestación prohibida por la Policía: la que convocó el Frente Civil de Derechos Humanos (CHRF, por sus siglas en inglés) bajo el lema «No es el Día Nacional, sino el Día de la Calamidad Nacional».
La apelación del CHRF no ha logrado la aprobación de la justicia, que ha reafirmado el juicio de la Policía.