Con la presentación ante una corte de Caracas, en la que se declaró perseguida política en Colombia y denunció que debió escapar hacia Venezuela para salvar su vida y la de su familia, la política se ha convertido en la principal arma que tiene el Gobierno de Maduro contra el de Duque.
La excongresista Aida Merlano pasó en menos de dos años de ser una emergente y prometedora figura de la política del Caribe colombiano a estar detenida en Venezuela tras haberse fugado de la cárcel, caso que ha ahondado las tensiones entre el presidente Iván Duque y Nicolás Maduro.
El pasado 27 de enero, casi cuatro meses después de su fuga en Bogotá, las autoridades venezolanas confirmaron que Merlano había sido capturada en la ciudad de Maracaibo por haber ingresado ilegalmente al país con documentación falsa.
Su detención desencadenó un enfrentamiento verbal entre Maduro y Duque ya que el mandatario venezolano le ofreció retomar «a nivel consular» las relaciones diplomáticas rotas desde el 23 de febrero del año pasado, lo que fue descartado por el jefe de Estado colombiano.
Duque había afirmado previamente que la extradición de Merlano se la pediría al jefe del Parlamento, Juan Guaidó, a quien su Gobierno reconoce como «presidente legítimo» de Venezuela, lo que fue calificado por Maduro como «una ridiculez».
UNA POLÍTICA CON PROYECCIÓN
De 39 años de edad y oriunda de un populoso barrio del sur de Barranquilla, en donde se destacó desde su adolescencia por trabajar con el grupo político liderado por el senador conservador Roberto Gerlein y el constructor Julio Gerlein, Merlano en poco tiempo se convirtió en una de las figuras importantes de la política de la ciudad.
Con el apoyo económico de Julio Gerlein, Merlano fue elegida en 2010 con la más alta votación como diputada de la Asamblea de Atlántico, escaño al que renunció para aspirar a la Cámara de Representantes dos años después.
Como integrante de la cámara baja del Congreso colombiano, Merlano decidió aspirar al Senado, pasando incluso por encima de su jefe político Roberto Gerlein, quien debió retirarse de la vida política luego de más de cincuenta años en el capitolio.
Fue precisamente el 11 de marzo de 2018, día de las elecciones al Congreso, cuando realizaron un allanamiento a su sede de campaña política, conocida como la «Casa Blanca», donde encontraron armas, dinero en efectivo y documentos con los cuales fue procesada por los delitos de compra de votos y fraude electoral.
Con la presentación ante una corte de Caracas, en la que se declaró perseguida política en Colombia y denunció que debió escapar hacia Venezuela para salvar su vida y la de su familia, la política hoy se ha convertido en la principal arma que tiene el Gobierno de Maduro contra el de Duque.
MERLANO Y SU ESCALADA
Para el investigador Arturo García, quien ha estudiado los fenómenos de exclusión social en Barranquilla, «el caso de Aida Merlano es la muestra fehaciente del deterioro de las instituciones democráticas del país».
«Más allá de la violencia de las armas, las balas y las guerras, este tipo de prácticas muestra también que aquellos que quieren escalar desconociendo su procedencia social se olvidan de que los de arriba solo dejan subir unos peldaños, pero no llegar al cielo», precisó.
García agregó que a Merlano «le están cobrando que siendo una muchacha de barrio se atrevió a disputar el espacio político a los clanes Gerlein y Char, quienes han dirigido los destinos de Barranquilla durante las últimas décadas».
Los Char detentan desde 2008 el poder ejecutivo local en Barranquilla, donde el exalcalde Alejandro Char gozaba de elevados índices de popularidad del 91 % y fue sucedido por Jaime Pumarejo, que también hace parte de este grupo político.
