En una de las contiendas electorales más polarizadas y reñidas que se recuerdan entre dos opciones opuestas del panorama político, la normalidad fue la tónica habitual y los incidentes, según reportes de prensa e informes de organizaciones internacionales como la Asociación Civil Transparencia, fueron menores y localizados
Un acto de acoso e insultos en contra de la candidata a vicepresidenta de Pedro Castillo, Dina Boluarte, y varios casos aislados y confusos de manipulación de las cédulas de votación son hasta el momento los únicos incidentes reseñables en las elecciones presidenciales peruanas.
Lo más grave sucedió durante la votación de Boluarte, del izquierdista partido Perú Libre, en un colegio del distrito limeño de Surquillo, quien a la salida recibió insultos e improperios y fue acosada por algunos simpatizantes de Keiko Fujimori, la candidata de la derecha.
Boluarte tuvo que retirarse apuradamente hacia su domicilio, mientras los agresores la insultaban e incluso llegaron a arrojarle una camiseta naranja, el color del partido de Fujimori.
«Tomamos nota de las agresiones ocurridas en contra de la candidata a la vicepresidencia Dina Boluarte. Reiteramos nuestro rechazo absoluto a toda forma de violencia, y contra el acoso político en particular», indicó Transparencia en su informe electoral.
Asimismo, también se produjeron varios incidentes con personeros (observadores) de ambos partidos, que habrían manipulado las boletas de votación.
En Chiclayo, una personera de Perú Libre fue detenida por haber marcado 256 boletas con las siglas de su partido, una acción que hubiera podido invalidar el voto si hubieran sido empleadas.
En Carabayllo (Lima) otro personero de Perú Libre fue arrestado por marcar 87 cédulas, si bien su abogado indicó que las boletas no tenían ninguna marca partidaria y no afectaban a ningún partido, mientras que varios medios apuntaban a que el personero es militante de un partido que apoya a Keiko Fujimori.