Una comisión internacional independiente ha sido encargada de documentar los crímenes contra los derechos humanos en la guerra de Ucrania, algo que nunca se había conseguido contra una de las cinco potencias nucleares con derecho a veto en la ONU
La guerra en Ucrania dio al Consejo de Derechos Humanos de la ONU un vuelo inesperado y varios asuntos imposibles de tratar en otros lugares llegaron a este foro, donde se lucha para que los derechos humanos no se conviertan en rehén de la geopolítica, según el embajador argentino Federico Villegas, quien ha sido su presidente este año.
El diplomático ha estado al frente de esta instancia multilateral en su año más crítico desde que se creó en 2006. La crisis geopolítica agravó las tensiones creadas por la pandemia y los efectos del cambio climático, dos temas en los que el Consejo fue pionero al defender el derecho a un acceso equitativo a las vacunas y al reconocer el derecho humano a un ambiente limpio y saludable.
«La politización ya era importante antes de la guerra, pero ésta (nos) impactó completamente. Ucrania y Rusia eran miembros del Consejo de Derechos Humanos», recuerda Villegas en una entrevista con EFE en vísperas de culminar su mandato de un año.
En ese momento varias discusiones atascadas en otros lugares se trasladaron a Ginebra y «el Consejo adquirió un vuelo diferente». Sólo cuatro días después de la invasión rusa ya se estaba discutiendo sobre esta cuestión y posteriormente el Consejo creó «una comisión histórica de investigación sobre un país miembro del Consejo de Seguridad», recuerda.
En efecto, una comisión internacional independiente ha sido encargada de documentar los crímenes contra los derechos humanos en la guerra de Ucrania, algo que nunca se había conseguido contra una de las cinco potencias nucleares con derecho a veto en la ONU.
Villegas ha sido elogiado por su manera de conducir los debates y él piensa que su bagaje latinoamericano le ha ayudado en esta tarea. «Somos el continente que más tratados de derechos humanos hemos ratificado y este año observé como América Latina fue muy constructiva en temas difíciles», afirma.
Entre los temas que los latinoamericanos lideraron en el Consejo de Derechos Humanos figuran las resoluciones sobre la violencia contra las mujeres y para renovar el mandato del relator sobre la orientación sexual e identidad de género. Desde su punto de vista, esto ha sido gracias a que «no nos paramos desde la ideología, sino desde nuestra experiencia».
El embajador reconoce que los derechos humanos pueden convertirse en un «objeto de la geopolítica» y que frente a esto «hay que seguir trabajando para hacer una contranarrativa».
Las regresiones se dan en todos sitios, incluyendo en Occidente, donde este año ha sido negativo para los derechos reproductivos de las mujeres, así como por la amplificacion de discursos fascistas, antimigrantes y antirefugiados, comenta Villegas.
Este año también fue especial para el Consejo porque por primera vez se presentó la oportunidad de mantener la mirada puesta en los derechos humanos en China. No obstante, en este caso los países no se mostraron listos para dar el paso.
Para Villegas esto tiene un pequeño punto positivo pues mostraría cierta flexibilidad en las posiciones de los países, ya que algunos que se plegaron del lado de China, sí apoyaron investigar las violaciones de Rusia en Ucrania en momentos en los que Moscú busca abstraerse de cualquier control internacional sobre derechos humanos.
Ese control se intentará ejercer a pesar de que Rusia ya ha advertido que no colaborará.
Pese a los intereses contradictorios de unos y otros Villegas guarda esperanza y recuerda que el 70% del centenar de resoluciones que se aprobaron en el Consejo de Derechos Humanos este año lo fueron por consenso.
«Esto ocurrió a pesar de haber sido el año más difícil geopolíticamente hablando, lo que me da esperanza de que somos capaces de ir más allá de nuestras posiciones nacionales».