La situación social se cuela en la fiesta de Momo desde siempre, pero el tono de protesta suele acentuarse en momentos de radicalización política
Un Jesús nacido en la favela, homenajes a indígenas, a artistas negros y a las religiones afro-brasileñas, escuelas de samba de Río de Janeiro, se presentan durante dos noches a partir de este domingo con su brillo habitual y una dosis extra de crítica en sus desfiles.
Con mucha purpurina, carrozas alegóricas, miles de integrantes y una poderosa «batería» de percusión, trece ‘escolas’ tendrán entre 60 y 70 minutos para encantar a los jurados y al público en la avenida Marqués de Sapucaí, el famoso «Sambódromo».
La situación política y social se cuela en la fiesta de Momo desde siempre, pero el tono de protesta suele acentuarse en momentos de radicalización política, como en el actual gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro.
La vigente campeona, Mangueira, traerá este domingo uno de los desfiles más punzantes, cantando a un Jesús popular, con «rostro negro, sangre de indígena y cuerpo de mujer», que desató la indignación de grupos ultraconservadores cristianos.
Un año después de alzar la voz contra la dictadura (1964-1985) y reivindicar la figura de la concejal negra Marielle Franco (asesinada en 2018), Mangueira tituló su desfile «La verdad os hará libres», una frase bíblica utilizada a menudo por Bolsonaro, que llegó al poder con un fuerte apoyo de las iglesias neopentecostales.
«En una época en que se preconiza tanto un Jesús bélico, intolerante y controlador, Mangueira trae el Jesús del Evangelio: amoroso, amigo, compañero de los oprimidos», afirmó recientemente el teólogo y pastor bautista Henrique Vieira, que milita en la izquierda y asesoró a Mangueira, en el estudio de la Biblia para crear el desfile.
Otra escuela, Académicos de Grande Rio, también escogió el tema religioso y contará la vida de un líder histórico del candomblé, Joãozinho da Gomeia. El babalorixá (sacerdote en esa religión de raíz africana), fallecido en 1971, rompió esquemas dentro de su propia comunidad y ayudó a popularizar el candomblé en otras camadas de la sociedad, tornándose un símbolo de tolerancia religiosa.
Será la primera vez que las escuelas -cara visible del carnaval de Rio mundo afuera- desfilen sin subvención de la Alcaldía.
Desde que asumió las riendas de la ciudad en 2016, el obispo evangélico Marcelo Crivella, dejó claro que no simpatizaba con el carnaval y promovió un corte progresivo del financiamiento público a estos grupos, que pasaron de recibir dos millones de reales cada uno en 2017, a no contar con ningún apoyo este año.
Esto las obligó a reinventarse y parte de ese proceso fue la aparición de directores creativos más jóvenes, que están haciendo «un carnaval que es arte, que es una fiesta, pero también es un carnaval político, comprometido», apunta Luiz Antonio Simas, historiador y autor de varios libros sobre carnaval.
El sambódromo recibirá a unos 70.000 espectadores cada noche, en una fiesta que se extiende hasta el alba.
Portela, cerrará la primera jornada con un homenaje a los indígenas tupinambá, que vivían en la región de Río, antes de la colonización portuguesa.
«Nuestra aldea no tiene partido ni facción, no tiene obispo ni se rinde ante ningún capitán», canta la tradicional escuela, en unos versos que pueden interpretarse como un recado a Bolsonaro, un ex capitán del Ejército, cuya política ambiental es denunciada como una amenaza para las tribus de Brasil.
Otros grupos se referirán más directamente a la clase política, como Uniao da Ilha, que cuestionará las promesas incumplidas en materia de salud, empleo, educación y vivienda; y Sao Clemente, que abrirá los desfiles del lunes con referencias a las «noticias falsas» y otros episodios de la campaña electoral, y el primer año de gobierno de Bolsonaro.
Mocidade Independente, pondrá en escena la trayectoria de la cantante negra Elza Soares, que se sobrepuso a la pobreza, al racismo y a la violencia de género para construir una carrera multipremiada y, a sus 89 años, sigue siendo un ícono de la lucha feminista.
Salgueiro, contará la historia de Benjamin de Oliveira, un actor y acróbata negro que revolucionó la escena circense de principios del siglo XX.
Fuera de los enredos con tono político, Unidos da Tijuca apelará al corazón de los cariocas, celebrando las bellezas naturales y arquitectónicas de la ‘cidade maravilhosa’, elegida capital mundial de la Arquitectura por la Unesco, y Beija-Flor hablará sobre los «caminos» y la condición peregrina de la humanidad.