“El famoso método táctico de resistencia revolucionaria”, usado por el Ceofanb para la defensa de la integridad territorial, “ha fracasado”. La presidenta de Control Ciudadano calcula que han fallecido al menos 21 militares venezolanos. “Cuando quedan a la deriva unos soldados sin apoyo en la retaguardia, y pueden rendirse, deben ser tomados como prisioneros de guerra y no asesinados a traición, como evidentemente ocurrió”. Insiste en el diálogo: “Creo que Iván Duque y Nicolás Maduro tienen en sus manos, en este momento y en pocas horas, cambiar el curso de los resultados del conflicto. Si hay acuerdo entre Duque y Maduro para que haya cooperación entre su fuerza armada vamos a ver un cambio inmediato en los resultados del conflicto. Hace falta gallardía de estos dos individuos para dejar atrás narrativas confrontacionales que no conducen a nada, y dar un paso adelante; sobre todo, para preservar la vida de los soldados venezolanos”
Lo que sucede en el estado Apure, en la frontera colombo-venezolana, es descrito por Rocío San Miguel como la masacre de soldados venezolanos a manos de una guerrilla binacional. Son muchas las preguntas sobre lo que sucede en la zona, y muy pocas las respuestas oficiales. “Es poco lo que se sabe realmente, en términos generales, con respecto al conflicto armado que está sucediendo en el Alto Apure, porque no se conoce un parte de guerra oficial de bajas propias, bajas del enemigo, material decomisado y detenidos”, señala San Miguel, presidenta de Control Ciudadano, en entrevista para contrapunto.com. En un conflicto armado “estos partes de guerra son diarios”, agrega.
En este caso “estamos asistiendo, claramente, a un mecanismo de desinformación, porque hay también una actuación deliberada para desinformar y, por supuesto, más que opacidad, está orientado a tratar de tapar lo que allí está ocurriendo”.
Las operaciones comenzaron el 21 de marzo, relata San Miguel, con “un bombardeo de los K8, de la Aviación Militar Bolivariana; se esperaba que este ablandamiento hubiese permitido ingresar a los comandos (batallones del ejército y eventualmente infantería de marina), y que rápidamente se resolvería el problema”. Pero esto se ha ido de las manos, llevamos más de un mes en conflicto armado, 21 bajas de efectivos militares reconocidas por el Ministerio de la Defensa; se especula que podrían existir más”. No duda en afirmar que “ha salido mal” y que la Fuerza Armada “no ha obtenido el resultado esperado”.
La presidenta de Control Ciudadano da cuenta de las distintas versiones que han circulado: “Ataque proveniente de la oligarquía colombiana, ataque estructurado desde el imperio, grupos al margen de la ley”. Ha habido “una serie de adjetivos que ha empleado el ministro de la Defensa”, hasta que en el último comunicado habla “de grupos irregulares colombianos. Por fin nos estamos acercando a la identificación del enemigo, y eso es muy importante, porque si no identificamos el enemigo en una guerra vamos a errar en los medios a emplear, en la estrategia y en los resultados”.
Claramente las tropas venezolanas se enfrentan a guerrilleros colombianos, sostiene. Se ha señalado que es “una suerte de disidencia de las FARC, pero se especula también que podría tratarse de factores del ELN”. Considera que la Fuerza Armada se enfrenta “a una guerrilla binacional, una guerrilla colombiana formada por disidencia de las FARC pero ya tiene captados factores locales por el tiempo que se le ha permitido operar en la zona. Una guerrilla binacional es algo mucho más perverso, porque hay más conocimiento del territorio, hay una base social y es mucho más complejo el impacto de la guerra sobre la población civil; es la manera más ruda de efectos colaterales sobre la población civil”.
Con base en los resultados San Miguel asevera que “el famoso método táctico de resistencia revolucionaria”, usado por el Ceofanb para la defensa de la integridad territorial, “ha fracasado”. Si el país tiene “sofisticados sistemas de armas, acompañados de asesoría permanente de sus proveedores, como China y Rusia, deberían ser eficientes en el terreno. El problema es que parece haber fallas en la planificación militar, en el liderazgo y en la conducción de la guerra”.
Insiste: “A mí no me gusta decir que los muchachos que asesinaron estaban mal preparados, porque creo es que muy injusto con ellos y sus familiares. Suele ocurrir que cuando no se dota del entrenamiento adecuado a estas personas, y sin el reforzamiento debido ante lo complicado del terreno, ocurren este tipo de masacres. No hemos dudado en calificar que lo que está ocurriendo en contra de la Fuerza Armada Nacional, el modo en qué están perdiendo la vida los soldados, que hasta es necesaria la utilización de necropsia para identificarlos, está claramente indicándonos que se trata de una masacre a la que están siendo sometidos los efectivos militares venezolanos por parte de esta guerrilla binacional”.
Más de un mes después “no conocemos la identificación de los mandos contra los cuales se combate, no conocemos los partes de las bajas dadas a la guerrilla; es decir, estamos en un punto en el que la Fuerza Armada Nacional no presenta claramente contra quién estamos combatiendo y quiénes son sus mandos, y unos mandos capaces de dirigir un pie de fuerza que está cometiendo crímenes de guerra”.
En Apure “ha habido muertes a traición, y se están empleando medios prohibidos en territorio venezolano, como minas antipersonales” y otros métodos prohibidos por el derecho internacional humanitario. “Hay métodos que son pérfidos, como la muerte a traición. Cuando quedan a la deriva unos soldados sin apoyo en la retaguardia, y pueden rendirse, deben ser tomados como prisioneros de guerra y no asesinados a traición, como evidentemente ocurrió” el fin de semana del 24 de abril “con el deceso, que se sepa, de nueve efectivos de la Fuerza Armada Nacional que fueron masacrados. La muerte a traición está prohibida en el derecho de la guerra; las personas deben ser capturadas y tratadas como prisioneros de guerra”.
Calcula que han fallecido más de 21 soldados venezolanos, y que no han contado las bajas enemigas, aun cuando eso sería lo responsable.
Al preguntarle si podría tratarse de una situación similar a la de la “contra” nicaragüense, responde: “Se trata de un conflicto localizado con combatientes en el terreno que no están claramente siendo identificados por la Fuerza Armada Nacional, y que estos combatientes tienen capacidad de realizar operaciones sostenidas y concertadas en las que claramente no se están respetando las normas del derecho de la guerra. Incluso, tenemos confusión sobre la guerrilla que está operando” en la zona. “Ha ocurrido una explosión de grupos a todo lo largo de la frontera colombo-venezolana que han perdido la identidad nacional, que han hecho pactos, que han hecho negocios, y eso tiene que ser visto con mucho cuidado, porque el peligro es que se extienda en el tiempo, se extienda en el territorio y se profundice su ferocidad”.
-¿Qué quiere esa guerrilla binacional?
-La más importante de las hipótesis es el control del territorio. El Alto Apure, el Apure medio, el Apure bajo y parte del estado Amazonas se han convertido en área estratégica del tráfico internacional de drogas y de minerales. Hay suficientes indicios de que gran parte del mineral estratégico que es explotado ilegalmente en Venezuela tiene Colombia como punto de salida, y se están escogiendo los pasos más expeditos que se dan en la zona. De manera que esto es un punto vital y estratégico para quien lo controla en términos de ganancia de tráficos ilegales. Hay otros tráficos asociados suficientemente rentables como para darle valor a la zona, como el tráfico de personas, combustible y alimentos.
En los pasos fronterizos es importante “identificar los puntos más sensibles, el tipo de economías ilegales que están operando y los factores que lideran esa economía ilegal”, resalta. San Miguel recuerda que aumentan los tráficos ilegales que “solamente con la aquiescencia de cuerpos de seguridad puede darse”.
-¿Hay quién lidere las acciones en la zona, si hay una polémica sobre la legitimidad del comandante en jefe?
-Creo que Iván Duque y Nicolás Maduro tienen en sus manos, en este momento y en pocas horas, cambiar el curso de los resultados del conflicto. Si hay acuerdo entre Duque y Maduro para que haya cooperación entre su fuerza armada vamos a ver un cambio inmediato en los resultados del conflicto. Hace falta gallardía de estos dos individuos para dejar atrás narrativas confrontacionales que no conducen a nada, y dar un paso adelante; sobre todo, para preservar la vida de los soldados venezolanos. Creo que el momento impone gallardía para buscar una cooperación militar que en 2015 estuvo sobre la mesa. Tenemos cinco años de cierre de frontera y dos años de ruptura de relaciones diplomáticas y consulares. Los ministros de la defensa de ambos países estaban de acuerdo en retomar la cooperación militar, y hacia allí debemos propender. Se trata de afectar la vida de 5 millones de personas que están de lado y lado, e impone gallardía la preservación de la vida, de la integridad territorial de ambos países.
-¿Qué Maduro le toque la puerta a Duque?
-Sin duda. Se están muriendo soldados venezolanos. Si quiere ejercer un liderazgo positivo sobre la Fuerza Armada Nacional, Maduro, que se atribuye la comandancia en jefe de la misma, debería tener la gallardía de dar ese paso.
Rocío San Miguel recuerda que el pasado 26 de marzo “más de 60 organizaciones de la sociedad civil de Colombia y Venezuela emitimos un comunicado pidiendo la designación de un enviado especial para el conflicto fronterizo”. La secretaría general de Naciones Unidas “tiene un papel que jugar”, reitera, a la espera de que Antonio Guterres “entienda el momento y logre tener la decisión de hacerlo lo más pronto posible y no demasiado tarde, porque ya están agotados muchos de los organismos regionales que pudieran coadyuvar”. Descarta la OEA pero asoma que “podría pensarse en algún mecanismo como Contadora, de países que pudieran cooperar para restablecer la cooperación entre Colombia y Venezuela. Hay que buscar un mecanismo de diálogo entre Colombia y Venezuela, no podemos seguir dando la espalda a esta realidad”.
El llamado es al secretario general de Naciones Unidas “para que designe a un enviado especial para el conflicto entre Colombia y Venezuela. Las características de un enviado especial le permitirían actuar claramente sobre aspectos operacionales” como: buscar recursos para el desplazamiento forzado de más de 6 mil personas “que están pasado todo tipo de sufrimientos en Arauquita”. También, “establecer mesas de cooperación militar entre ambos países que, por lo menos, permita el intercambio de información para ser más certeros en las operaciones militares en el terreno”. Igualmente “restablecer un mecanismo supletorio para los derechos civiles de colombianos que están en Venezuela y de venezolanos que están en Colombia y que no pueden siquiera emitir documentos básicos”.
La reapertura de pasos formales es clave: “Mientras exista el cierre de fronteras van a proliferar los pasos informales, y los pasos informales están controlados por las mafias y las economías ilegales. Estamos colocando en bandeja de plata en manos de delincuentes a personas que cruzan la frontera”. El enviado especial puede garantizar la apertura de los pasos regulares, por ejemplo.