«Independientemente de que el referéndum pueda ser una estrategia del PSUV-gobierno para manipular con una bandera nacionalista y tratar de recuperar espacios perdidos porque hay un gran rechazo», o que haya otros objetivos asociados «a sus propios intereses para mantenerse en el poder», lo que ocurra con el Esequibo «nos va a impactar a lo largo de toda la historia, es una herida en el costado de la República»
Para Gustavo Márquez, exministro y exfuncionario del presidente Hugo Chávez, el referéndum consultivo sobre el Esequibo no debería generar dudas: sencillamente hay que votar por encima del apoyo o rechazo al mandatario Nicolás Maduro, porque hay mucho en juego, porque el referéndum es una figura de la Constitución.
«Recuerda que yo estoy en la oposición. Recuerda que yo estoy contra el gobierno de Maduro y creo en un cambio. Pero quiero que Venezuela no pierda su integridad territorial y creo que este es un momento histórico irrepetible, y así tenemos que verlo. Por eso llamo a votar venezolano. No es un votar por uno u otro; es votar venezolano», argumenta Márquez, integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución. Lamenta que el gobierno, en lugar de promover el consenso, aliente la división, y acota que, de haber podido opinar, habría formulado una sola pregunta.
Venezuela «es una pieza del conflicto geopolítico global que hay que controlar», señala Márquez en conversación con contrapunto.com. A su juicio «se superponen varias cosas», porque, de entrada, es «un reclamo histórico venezolano que ha tenido su propia dinámica». Señala al gobierno de Guyana de decidir abandonar el Acuerdo de Ginebra desde 1999 «y avanzar en la toma de posesión de ese territorio progresivamente», lo que incluye entregar bloques para exploración petrolera. «La punta de lanza la tiene ExxonMobil».
Recuerda que ExxonMobil anunció el hallazgo de un bloque petrolero que tiene una parte en territorio venezolano y otra parte en el territorio en reclamación. «Guyana, aun cuando es consciente de que está metiéndose en territorio venezolano, otorgó la concesión». Fue Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, quien decidió, de forma unilateral, pasar el caso a la Corte Internacional de Justicia. «Esa es una corte de arbitraje, y el arbitraje funciona cuando ambas partes están de acuerdo», aclara. «Venezuela está en contra de que ese caso pase a la Corte, porque viola el Acuerdo de Ginebra».
Márquez insiste en que el Acuerdo de Ginebra «es el único que puede regir la relación entre las partes», suscrito por el Reino Unido y Venezuela. Sin embargo, varios actores no lo reconocen: Naciones Unidas, las petroleras ni Guyana. Esto ocurre por la crisis venezolana, y también, por los cambios en la geopolítica, afirma: El mundo necesita petróleo y gas. «A la vez es, también, una aspiración vieja del Reino Unido controlar ese territorio», y también, de Estados Unidos.
Guyana espera, «no que se decida sobre la controversia, sino que se legitime el Laudo de París, aunque el Reino Unido lo reconoció como nulo», advierte. «En este momento lo que la Corte tiene entre manos es si valida o no valida el Laudo Arbitral. Están dando por cierto que el Acuerdo de Ginebra no existe, y varios actores están actuando como si no existiera».
El analista asevera que el país no está en la Corte: «Venezuela reconoce a la Corte como institución, forma parte de ese tratado, pero el reconocimiento es potestad de los estados. La Corte no puede actuar si uno de los estados dice que no». Sin embargo, el gobierno ha hablado en la CIJ y llama a votar para que esa instancia no tenga validez. ¿Es incongruente? «El problema es que el gobierno no explica», responde. «El arbitraje que hace la Corte debe hacerlo en el marco del tratado que reconocen los dos países, y ese tratado es el Acuerdo de Ginebra. La demanda de Guyana es para que se valide el Laudo Arbitral, aunque el Acuerdo de Ginebra lo dejó atrás».
Venezuela, insiste, no puede ir al juicio en la Corte «porque es como ir al patíbulo a que te corten la cabeza», ya que si va al juicio «está reconociendo que el Acuerdo de Ginebra no tiene validez».
-¿Puede no ir?
-Claro que puede no ir.
-Los juristas dicen que debe ir.
-Sé que los juristas dicen eso, pero no están en lo cierto. Hay muchos intereses detrás. 18 millones de dólares dio la Exxon a Guyana para que pagara los abogados. Esos son los que determinan esta estrategia.
Márquez insta a tener cabeza fría «para tratar de entender el problema y ver el aspecto político. Si empiezo a decir ‘es que Maduro…’, como están diciendo muchos, no le estás entrando al fondo del problema. Independientemente de que lo diga Maduro es una cosa que han dicho todos los presidentes. Ha sido una política de Estado desde 1945, y en 1966 se llevó el caso a la ONU».
Ante la CIJ «no llevamos de ganar nada, porque nosotros tenemos todas las pruebas pero vamos presos, porque el juicio no es para definir los límites, sino para definir si es válido el Acuerdo de Ginebra». No se van a discutir argumentos, reitera, pero «el gobierno no ha sido capaz de explicarlo ni tiene la autoridad moral para hacerlo. Tenemos un problema muy serio, muy delicado».
El escenario legal, en su opinión, busca «avalar el Laudo y presionar a Venezuela para que vaya a poner la cabeza; si Venezuela va, legitima la Corte». Todas las señales que se dan revelan «una conspiración contra Venezuela para quitarnos el Esequibo» que incluye a factores de Naciones Unidas. El escenario geopolítico busca «crear una situación de facto» que ya comenzó con la entrega de concesiones, advierte.
Critica, también, la postura de algunos factores opositores, cuestiona los argumentos de la dirigente María Corina Machado y rechaza que la Plataforma Unitaria haya dejado en libertad al electorado «como quitándole importancia al referéndum».
Está convencido de que la población debe votar en el referéndum «cinco veces sí». «Independientemente de que el referéndum pueda ser una estrategia del PSUV-gobierno para manipular con una bandera nacionalista y tratar de recuperar espacios perdidos porque hay un gran rechazo», o que haya otros objetivos asociados «a sus propios intereses para mantenerse en el poder», lo que ocurra con el Esequibo «nos va a impactar a lo largo de toda la historia, es una herida en el costado de la República». Recuerda, además, que Guyana también aspira a tomar la fachada atlántica, lo que afectaría a Venezuela en lo económico y lo geopolítico.
Aun cuando piensa que el país quedó en el peor escenario en relación con el diferendo, remarca que la gente debe votar en la consulta porque se trata de defender el reclamo histórico del país. «El referéndum sirve para que el pueblo venezolano haga una reafirmación pacífica de la soberanía nacional sobre el Esequibo, y eso tiene un valor; tanto lo tiene, que Guyana pretende que la Corte pare el referéndum. ¿Por qué razón pide que lo pare? Yo sí sé por qué: porque un referéndum tiene mucha fuerza. No van a poder decir ‘es Maduro’, porque es el pueblo», asevera. Enfatiza que la elección «no es para sacar a Maduro del poder, ni para reafirmar a Maduro. Es una elección para reafirmar la soberanía sobre el Esequibo».
Este es, reitera, «un problema de Estado» y a Maduro «le vamos a ajustar las cuentas en 2024». Subraya que es importante que la historia registre que, pase lo que pase, el pueblo se plantó por el Esequibo. «Hay que tener la dimensión del problema. ¿Por qué es importante el referéndum? Porque es una manifestación de voluntad soberana de un pueblo, y eso tiene un valor. No es vinculante, pero es importante a la hora de la discusión y la negociación». De haber un resultado adverso en la CIJ, anticipa Márquez, el peso de la votación popular puede presionar a Naciones Unidas para abrir una negociación.
