Más de 95% de los productos agrícolas que comemos en Venezuela son del sector privado, asegura el nuevo presidente de Fedeagro. «El campo es un modo de vida, la agricultura es un modo de vida. Siempre lo digo. Puedes hacer un ingeniero o un periodista en cinco años, pero un agricultor va de generación en generación. Eso no lo podemos perder»
El campo no es un territorio ajeno para Celso Fantinel. El nuevo presidente de Fedeagro ha sembrado maíz, incluso, en los momentos en los que el sentido común indicaba no hacerlo. Cuando alguien le dice a Fantinel que no sabe si felicitarlo o darle el pésame por esta nueva responsabilidad, responde que la crisis del país hay que encararla con optimismo y con esfuerzo.
Los productores agrupados en Fedeagro decidieron, hace un año, ser los dueños de su destino; en otras palabras, dejar de esperar apoyo de la administración de Maduro y buscar directamente créditos e insumos en el exterior. Este año repiten la experiencia, convencidos de que a nadie le duele más su tierra que a ellos mismos.
“Agropatria se convirtió en un monopolio, en un nicho de corrupción. Luego comenzó, a través de Agrofanb y Agrosur, a dirigir insumos a afectos al gobierno, a empresarios, a algunos pocos productores. También dirigieron el crédito, dejando a la inmensa mayoría de los productores agropecuarios sin crédito”, señala Fantinel en entrevista con contrapunto.com.
En el año 2018 “vendimos nuestras cosechas en bolívares, y las vendimos muy devaluadas”, recuerda. “Nosotros acusamos ese golpe. Nos levantamos en el año 2020, comenzamos a tomar nuestro ritmo. Si bien no son las superficies de siembra que logramos alcanzar para 2008, 2009, 2010, hoy hay mucha esperanza”.
Ya en 2020 “logramos sembrar 50% de lo que se hizo en todo el país”, celebra, con unas 88 mil hectáreas de maíz y 35 mil hectáreas de arroz. Hoy “prácticamente el gobierno ha desaparecido. Todo está en manos de privados”.
Este año elevaron el listón: “Aumentamos a 120 mil hectáreas de maíz y 40 mil hectáreas de arroz con esfuerzo propio, insumos traídos por nuestras organizaciones directamente”. Son 8 mil productores de maíz y 1.500 de arroz.
-¿A quién le pidieron?
-A nuestros proveedores internacionales con los que teníamos relaciones comerciales de toda la vida. Hemos conseguido créditos con bancos de venezolanos en el extranjero; hay que dar en garantía algún bien, muchas veces hay que dar en garantía moneda dura, y muchas veces nuestros proveedores internacionales logran darnos créditos parciales y dividir el pago en tres secciones, que nos ayuda mucho.
Para sembrar esas 160 mil hectáreas –que Fantinel calcula permitirán atender 30% de la demanda nacional- invirtieron unos 88 millones de dólares, pero puede incrementarse a 200 millones si se suma “la intención de siembra de los otros privados y grupos que están sembrando en el país” hortalizas y caña de azúcar.
Entre otros factores, los productores nacionales deben competir con el contrabando y con la importación de productos que no pagan aranceles.
-¿Qué productos están llegando de contrabando?
-Arroz, azúcar, pasta, aceite, salsas de tomate. Unos llegan de contrabando. Otros formalmente llegan por el puerto pero ni siquiera tienen una etiqueta en español o un permiso sanitario. Los dos son un problema.
Sin embargo, todo este esfuerzo de endeudamiento y trabajo corre peligro por la escasez de combustible. “El diésel es un carburante insustituible”, advierte. “Sector primario, sector industrial manufacturero y transportistas (sea para carga pesada o transporte público) el 99,9% es a diésel. Este es el momento de mayor consumo, porque estos rubros demandan diésel”.
-¿Están parados?
-No estamos parados, pero estamos mermados. Ya en Portuguesa hay un avance de 25% de la siembra de maíz y de 10% de arroz. Pero para esta fecha ya deberían tener 70% a 80% de avance de siembra.
-Este retraso se debe…
-A la falta de diésel. Ahora van a venir las lluvias, la tierra se satura de agua y los productores no van a poder alcanzar las metas que tenían estimadas.
-¿La escasea de diésel al día de hoy, para el sector primario, de cuánto es?
-Tal vez de 60% o 70% para el occidente del país. Si quisieras, como gobierno, hacer bien el trabajo; si invitas a los gremios formales, los verdaderos, los que de verdad producen, y los pones a la cabeza de la distribución, yo sé cuál es mi productor que más necesita diésel. El industrial sabe cuál es la industria que se va a parar por diésel. Los transportistas, igual. Si nosotros hubiésemos estado a la cabeza de esta distribución te aseguro que hubiese llegado el diésel, suficiente y en cantidad, a los productores, a los industriales y los transportistas, y no hubiese el bachaqueo. Volvió el bachaqueo.
La falta de diésel puede empeorar más “porque viene cosecha, la cosecha hay que montarla en un transporte, la cosecha hay que acondicionarla en un silo, secarla y quitarle impurezas y todo eso trabaja con diésel”.
-¿Cuánto se necesita para todo el ciclo?
-Habíamos calculado que de marzo a septiembre necesitamos alrededor de 60 millones de litros, unos 3 millones diarios. Para un país productor de petróleo, con las refinerías más grandes del mundo, 3 millones de litros…
El diésel que no consiguen por la vía legal aparece en el mercado negro. Los distribuidores lo venden a 0,010 centavos de dólar, la estación de servicio lo ofrece a 5 mil bolívares por litro; en el mercado negro se consigue “a un dólar y más”. “Siempre pienso bien”, afirma. “Puede ser diésel de las regiones donde no hay un consumo tan elevado como lo hay en Lara o Portuguesa” y que resulta desviado por manos inescrupulosas. También hay personas que lo bachaquean para comer. “El mercado negro comenzó cuando empezaron las siembras en la primera semana de mayo y se pusieron nerviosos los productores. Lo veníamos monitoreando y no era tan elevado como ahora. Hay productores que nos piden que nos callemos porque les están surtiendo diésel”.
-El gobierno de Maduro dice que está sembrando. ¿Está sembrando realmente?
-Los privados sí, pero los programas del gobierno están muy mermados. Ellos entregan un saquito de semillas, un litro de veneno. Las ferias agrícolas que hacen de entrega de insumos son pírricas, son pobres para las necesidades de los campesinos. No resuelven. Mucha de esa siembra es para el autosustento.
-¿Qué porcentaje de lo que comemos en el país, si pensamos en el ciclo invierno, es de producción del sector privado?
-Más de 95%. Lo que dan las gobernaciones… Lo vimos en Guárico. Muchas familias recibieron sacos de semillas, las molieron para hacer harina precocida y no les dijeron que tenían veneno y se intoxicaron. Hay registros en Altagracia de Orituco de familias enteras intoxicadas con veneno y hubo que suministrarles atropina. Lo poquito que se siembra, como es una semilla de mala calidad, lo que les da la producción es solo para su sustento. Es muy difícil que llegue maíz a la industria o a los silos po. r parte de estos programas. Entiendo que hay personas persiguiendo a campesinos y a productores que no cancelaron los insumos que les entregaron, y eso por eso: son insumos de muy mala calidad, semillas de mala calidad.
En la lista de deseos de Fedeagro figuran diésel, financiamiento, seguridad, que se acaben las invasiones. “En la zona de Turén tenemos un productor de cereales y leguminosas” y el productor “tuvo que negociar con los invasores y les dejó un pedazo de tierra. No se acercó ninguna autoridad militar, ninguna autoridad de la alcaldía a solucionar el problema aunque es un delito penado por la ley vigente”.
Fantinal calcula que en un año se han registrado cuatro invasiones de productores de Fedeagro, “y todos se han resuelto porque el dueño de la finca ha tenido que negociar con los invasores; muchos son invasores de oficio”. Los estados más afectados son Guárico, Portuguesa y Barinas. “La escuela salesiana de Barinas la han tomado como siete veces. Es una burla”.
En los mejores tiempos del sector, entre 2008 y 2009, se invirtieron de 1.300 a 1.500 millones de dólares. “Eso es lo que necesitaríamos para levantar, aunque hay que hacer un plan para ver cómo el gobierno eleva los sueldos y salarios a todos los venezolanos, porque sin consumo vamos a caer en sobreproducción. Hay sobreoferta ahora en maíz blanco y amarillo, arroz, azúcar porque no podemos comprar la comida. El venezolano se está alimentando muy mal”. En otras condiciones se podría exportar, explica.
Aunque están muy lejos de cumplir las metas del plan “más maíz, más país” trazado por un expresidente de Fedeagro (Tony Pestana), de llegar a 1,1 millones de toneladas de maíz para 2020, Celso Fantinel no pierde la esperanza. A pesar de lo que califica como “este duro golpe del diésel”, asevera, “si recuperáramos capacidades estuviéramos en condiciones de ir poco a poco elevando la superficie de siembra, porque los terrenos están, los productores están, las asociaciones están; habría que ir engranando también con la agroindustria unos buenos convenios, que nosotros le garanticemos materia prima, que esos convenios nos sirvieran para amarrar créditos con bancos de venezolanos en el extranjero e ir aumentando la superficie de siembra”.
-¿Cuánto proyectaría para el próximo año?
-No me atrevo a dar cifras por la escasez de diésel, que me tiene muy preocupado. Imagínate a productores haciendo el esfuerzo de sembrar, y si logramos cosechar, que la industria o el silo tengan la capacidad de acondicionar ese maíz, y que la industria tenga la capacidad de llevarlo a los centros habitados.
Como posibles soluciones a la falta de diésel Fantinel propone “que se privatice la industria petrolera, que privados puedan importar, que se abra la frontera comercial con Colombia y pueda llegar gasolina y diésel. Yo prefiero pagar 50 o 60 centavos de dólar que estar pagando un dólar o dólar y medio en el mercado negro. El diésel puede llegar a 4 o 5 dólares, depende del desespero de la gente. Que si no tenemos suficiencia satisfecha no podamos exportar diésel, porque eso es lo otro: vimos cómo en los meses de marzo y abril salieron barcos de Venezuela con diésel para el Caribe”.
-¿Por qué siguen sembrando?
-Por ese carácter de resiliencia, de resistencia que tenemos. Amamos lo que hacemos. Es nuestro trabajo. El campo es un modo de vida, la agricultura es un modo de vida. Siempre lo digo. Puedes hacer un ingeniero o un periodista en cinco años, pero un agricultor va de generación en generación. Eso no lo podemos perder. Se han ido ingenieros agrónomos, hemos perdido gerencia. Por eso vamos con un programa de ayuda en el caso de las asociaciones de hortalizas; vamos con insumos, vamos con capacitación, gerencia. Eso lo heredé del presidente saliente, Aquiles Hopkins, a quien hay que hacerle un tremendo reconocimiento: estuvo cuatro años al frente de Fedeagro, le tocó muy fuerte. Yo heredo ese programa de hortalizas que se va a iniciar muy pronto y va a ayudar a muchos productores de hortalizas.