El viceministro de Exteriores polaco, Marcin Przydacz, aseguró en su cuenta en Twitter que la corredora está «bajo el cuidado del servicio diplomático polaco»
La atleta bielorrusa Krystsina Tsimanouskaya ha partido hacia Varsovia en un avión de la aerolínea polaca LOT después de cuatro horas de escala en el aeropuerto de Viena, adonde llegó hoy procedente de Tokio.
La velocista de 24 años estuvo en la capital austríaca, protegida por policías en una pequeña terminal especial fuera del aeropuerto principal.
«Para nosotros, la máxima prioridad es que Krystsina Tsimanouskaya esté ahora a salvo. Eso es lo fundamental», dijo el ministro de Asuntos Exteriores de la república alpina, el conservador Alexander Schallenberg, en una declaración a los medios.
Previamente, un portavoz del aeropuerto había confirmado a Efe que la deportista tenía previsto permanecer pocas horas en Viena, pues tomaría otro vuelo a Polonia, país que le ha concedido un visado humanitario.
El viceministro de Exteriores polaco, Marcin Przydacz, aseguró en su cuenta en Twitter que la corredora está «bajo el cuidado del servicio diplomático polaco».
«Como se ha dejado claro en numerosas ocasiones, debido a razones de seguridad no difundiremos detalles del vuelo», añadió.
Los medios nipones habían informado esta mañana de que Tsimanouskaya se disponía a volar a Varsovia desde Tokio, pero el itinerario del vuelo fue cambiado por diplomáticos polacos en el último momento, por motivos de seguridad.
Representantes del exilio bielorruso en Polonia confirmaron que esperan la llegada de la atleta este mismo miércoles, como también la de su esposo, Arseny Zdanevich, procedente de Ucrania.
La información fue confirmada a través de las redes sociales por Pavel Latushka, representante del gobierno oficioso de Bielorrusia en el exilio que ocupó varios cargos en el Ejecutivo de Aleksandr Lukashenko, entre ellos el de embajador de Bielorrusia en España.
Las autoridades polacas, como el exilio bielorruso, buscan la máxima cautela, mientras se recuerda el desvío y aterrizaje forzado en Minsk, en junio pasado, de un avión de Ryanair para detener al periodista opositor Román Protasevich.
Tsimanouskaya se refugió en la embajada de Polonia en Japón tras negarse a ser repatriada a la fuerza por su gobierno cuando participaba en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Polonia fue el primer país en ofrecerse a recibir a la atleta, mientras que el Comité Olímpico Internacional ha abierto una investigación para esclarecer el caso.
La corredora, que ha apoyado protestas contra el régimen de Lukashenko y está en contacto con la disidencia democrática de su país, temía sufrir represalias al regresar a Bielorrusia, según explicó en vídeos y mensajes difundidos por las redes sociales.