Brian Goncalves: un ser humano integral formado por el karate las 24 horas del día

Arnaldo Fernández l @fernandzarnaldo Fotos: Ernesto García

El joven atleta y sensei tiene una trayectoria de 19 años dentro de una disciplina que significa todo en su vida

Conversamos desde Contrapunto con un atleta que vive el día a día de manera muy especial y que se enfoca en todos los aspectos positivos de esta disciplina.

Goncalves es un entusiasta del karate y con mucha alegría nos afirma que prácticamente aprendió el lenguaje marcial antes de pronunciar sus primeras palabras, además de celebrar cada triunfo y tener la responsabilidad de formar nuevas generaciones dentro de una disciplina que en Venezuela no para de crecer.

Desde chamo comenzó en el estilo Shoto Kan de la mano del sensei Victor Garrido, Germán Hernández y Raúl Sánchez, quienes fueron sus primeros instructores.

Pasado el tiempo se dio cuenta que este era su estilo, y a los 12 años lo confirmó. “Desde ese momento no tuve dudas, que ese sería mi estilo por lo que he trabajado a diario por perfeccionar mi técnica en mi karate”, afirmó.

Entre el kata y el kumite, Brian nos indica que siempre fiel al estilo del karate los ha conocido para desarrollar su formación tanto personal como deportiva. El kata siempre lo realizó con mucho entusiasmo, siempre indagando cada movimiento.

“Para nosotros siempre era un reto poder realizar un kata y así obtener un grado mayor en cuanto a la cinta, pero no para saber más que los demás sino más bien para nuestro crecimiento personal dentro de la disciplina”.

Brian siempre ha estado pendiente de su desarrollo deportivo y espiritual, razón por la que es reconocido como un estudioso del karate, ya que se toma muy en serio el desarrollo de esta disciplina como estilo de vida.

En cuanto al desarrollo del karateca y el atleta, tiene muy clara su perspectiva: “El atleta es aquel que se encuentra pendiente de la evolución del deporte y su desarrollo competitivo, mientras que el karateca es aquel que va más allá de los resultados y hace del karate un tema de formación integral y desarrollo personal”.

Considera que ambas partes se deben complementar para obtener una conexión que lleve al esfuerzo y al logro de los éxitos se obtengan en base a la marcialidad que engloba el karate.

A pesar de que su carrera ha estado mayormente ligada al kata, su mayor logro federativo en competencias con visión de selección nacional lo obtuvo en 2018 como subcampeón de kumite, representado al estado Vargas, el cual le abrió las puertas como atleta y para el cual sigue trabajando.

El karate en la vida de Brian Goncalves significa todo, un término que podemos escuchar de muchos atletas, pero que este joven asume con la responsabilidad y la sinceridad necesaria: “Yo diría que más que 24, paso 25 horas al día pensando en el karate”, afirmó entre risas.

En cuanto al sentido de exigencia no duda en afirmar la constancia que esto representa: “Es cierto que la perfección es casi imposible alcanzarla, nosotros como karatecas intentamos rozarla”.

Además del atleta, Goncalves realiza la labor de enseñar y formar a nuevos karatecas, todos los días desde El Junquito, hasta el dojo de la federación y hasta su dojo en Santa Fe, donde acude a diario con el mismo entusiasmo del primer día.

“Mi familia me motiva a seguir adelante, el tiempo que tengo es la edad que tiene mi hermana. Ellos son mis pilares, así como la posibilidad de trabajar con los niños y como ser capaz de transmitirle buenas vibras a personas que en un futuro te lo van a agradecer”.

“El sensei trabaja con el material más importante que es el ser humano, no es una máquina, es una fábrica de sueños y esperanzas”, destacó.

En cuanto a sus roles como atleta y entrenador, asegura que siente la misma adrenalina en ambos casos: “Cuando estás dentro del tatami piensas en esas personas que siempre te apoyan. El Brian instructor siente los nervios de punta cuando los ves en el tatami y siempre con constancia t disciplina esperas que todo salga como lo planeaste”.

En ambas facetas se exige más y más pues la marcialidad lo hace sentirse comprometido dentro de la gran familia del karate.

A las generaciones actuales los invita, incluyéndose, a que se siga desarrollando el deporte pero sin perder la escencia de la disciplina, sin perder el rumbo ni la humildad.

“Sigan formando buenas personas porque de allí viene todo. Es más importante una semilla que un gramo de oro, la semilla va a crecer y prosperar, siempre que la cultives con cariño, el gramo de oro no te da nada”.

Finalmente destaca que las nuevas generaciones son “el molde de arcilla” de los instructores que vienen de arriba y esa guiatura es fundamental para alcanzar el desarrollo personal y los objetivos planteados en el karate.