Durant, Lillard y compañía parecían concienciados a no fiar todo exclusivamente al talento individual en ataque y salieron a la cancha con un espíritu de trabajo inesperado
Desde que Estados Unidos se humanizó en el Mundial de 2002 los rivales comenzaron a no tenerles miedo. A pesar de que el resultado normalmente es una derrota, el resto de selecciones comenzaron a jugar sin complejos ante un equipo que tenía debilidades igual que el resto, publicó MARCA.
Francia, el último verdugo del combinado norteamericano en el Mundial de China 2019, se sabía la lección y salió con esa mentalidad a la cancha para provocar un nuevo cortocircuito en el combinado estadounidense, que empieza la búsqueda de su cuarto oro consecutivo con un petardazo al caer por 83-76.

Durant, Lillard y compañía parecían concienciados a no fiar todo exclusivamente al talento individual en ataque y salieron a la cancha con un espíritu de trabajo inesperado. De hecho fue la agresividad defensiva la que permitió a los estadounidenses tomar la delantera en el marcador. Con cierta permisividad arbitral a la hora de meter la mano en defensa, los norteamericanos encontraron la base sobre la que cimentar el triunfo. Un buen cimiento teniendo en cuenta que en ataque todo es más sencillo con Durant y con un Bam Adebayo que demostró que tiene más que físico y que bailó a Gobert y los pívots galos en la zona para dominar un primer cuarto con una canasta de Tatum que ponía el 13-22 en el luminoso.
Desde ese momento el equipo de las barras y estrellas comenzó a hacer la goma, combinando momentos de brillantez con triples y canastas de los recién aterrizados Booker y Holiday con otros instantes en los que dominaba el caos. Un terreno en el que Francia, a pesar de sus nueve pérdidas en la primera mitad, se mueve mejor gracias a ese estilo anárquico de jugadores como Heurtel o De Colo. Los jugones galos comenzaron a intentar hacer daño con sus penetraciones y aunque siempre chocaban con la defensa rival, ahí estaba Gobert (9+7 al descanso) para hacer de coche escoba y recoger los balones sueltos para dejarlos en la canasta rival y mantener a los suyos en el partido (37-45).

Un Fournier muy entonado
El panorama empeoró para los estadounidenses tras el descanso. Francia, que se llevó el susto de la noche con las lesiones de Yabusele y Luwawu-Cabarrot, se encontró con un rival despistado y sin ideas en ataque y poco a poco fue recortando el parcial de la mano de un Fournier, que ya fue el mejor del partido hace tres años en China, que puso el marcador en un puño con el 47-49 a falta de cinco minutos para el final del tercer parcial. El alero de los Celtics se agigantaba a cada minuto que pasaba y con 28 puntos fue el mejor de un equipo con más fe que su rival.

Y todo fue a peor apenas tres minutos después cuando a De Colo le dio por anotar un triple frontal para poner el 55-54 a favor de los ‘bleus’, que lograban recuperar la delantera en el marcador para meter el miedo en el cuerpo de un rival sin respuestas. Sobre todo en un ataque espeso y sin claridad (33% desde el triple) que chocaba con la defensa rival para comenzar el último cuarto con seis puntos de desventaja: 62-56.
El cuarto acto comenzó con un toma y daca de fallos que hacía correr el reloj a favor de los galos que se permitieron estar dos minutos y medio sin anotar y aún así mantuvieron la ventaja. Estados Unidos, en una de las peores versiones ofensivas que se les recuerda, sólo funcionaba a pequeños chispazos de un Jrue Holiday al que le dura el subidón del anillo. Entre el jugador de los Bucks y una técnica contra Francia, cuando los estadounidenses estaban a punto de perder el balón, la ventaja (63-69) volvió al bolsillo de los de Popovich.

Pero no permaneció ahí mucho tiempo. Exactamente lo que quisieron Batum, Fournier (27 puntos para él) y De Colo, que sí mantuvieron la sangre fría y la muñeca caliente en los momentos finales para ajusticiar a un equipo estadounidense que lo fió todo al triple. Una suerte en la que no estaban acertados y que teminó por condenarles con tres fallos seguidos a falta de un minuto a una derrota que reabre viejas dudas sobre este equipo.
Con información de MARCA