Omar Ávila, secretario General Nacional de Unidad Visión Venezuela y parlamentario de la Asamblea Nacional (AN) advirtió sobre los «efectos perjudiciales de la polarización extrema que atraviesa Venezuela, situación -que a su juicio- ha generado una profunda división y ha llevado a una pérdida generalizada del diálogo constructivo, generando un clima social cada vez más tenso» (…) «Los extremos son un obstáculo para el progreso de Venezuela».
“La mentalidad fanática, arraigada en ambos extremos del espectro político, ha obstaculizado la búsqueda de soluciones consensuadas a los problemas que aquejan al país. La incapacidad de encontrar puntos en común y la descalificación constante del adversario han socavado la confianza en las instituciones y en los líderes políticos”, afirmó Ávila.
Agregó que esta «situación ha tenido un impacto negativo en diversos ámbitos de la vida nacional, incluyendo la economía, la seguridad y la cohesión social».
Un balance general
En ese sentido trajo a colación los comentarios que ha generado la posición del artista Oscar D’León, «legendario cantante venezolano de salsa, quien ha sido objeto de fuertes críticas tras optar por no emitir una postura política en una entrevista relacionada con la crisis en Venezuela».
“Su decisión de mantenerse al margen no sorprende, pero ha encendido los ánimos de aquellos que, desde los extremos políticos, ven en el silencio una falta de compromiso. Sin embargo, esta reacción refleja un fenómeno más amplio y preocupante en la sociedad venezolana: la polarización extrema y la intolerancia hacia la pluralidad de pensamiento”, indicó.
Recalcó Ávila que Óscar D’León «no es un político, es un artista».»
“Su legado musical trasciende fronteras y ha puesto a bailar a cientos de miles de personas, desde Venezuela hasta Japón. Su arte, su salsa, ha sido un puente entre culturas, llevando la alegría del Caribe a rincones inesperados del mundo. Es un orgullo nacional que, lejos de deber su éxito a una postura política, lo ha construido con décadas de esfuerzo, talento y dedicación”, destacó.
Aseveró el secretario de Unidad Visión Venezuela, que la crítica hacia el salsero por su falta de posición política, “es un síntoma de una sociedad donde la polarización ha alcanzado niveles alarmantes. La cultura de la cancelación, en la que se descalifica a quien no se alinea con una determinada ideología, está destruyendo el tejido social. La libertad de expresión defendida solo cuando es conveniente, se convierte en un arma de ataque para silenciar a quienes no comparten un mismo pensamiento. ¿No es acaso contradictorio exigir libertad de expresión mientras se ataca a quienes eligen no opinar o no adherirse a un bando político?”, cuestionó.
También puso como ejemplo el llamado boicot en contra de Ridery, una empresa de transporte que fue duramente atacada por prestar servicios al gobierno de Nicolás Maduro.
“Este tipo de acciones no solo afectan a las empresas y sus propietarios, sino también a los trabajadores y sus familias, personas comunes que dependen de su empleo para subsistir. Esta dinámica de boicots y ataques refleja una tendencia hacia el extremismo que no deja espacio para el diálogo ni el entendimiento”, agregó.
Asimismo manifestó que el Gobierno de Maduro ha «clausurado empresas, sancionado e incluso encarcelado a muchos que han manifestado en su contra».
“Este patrón de represión política ha generado un ambiente de miedo y ha incrementado la antipatía hacia aquellos que eligen ser neutrales o mostrar afinidad hacia el régimen. Para muchos, esta hostilidad hacia los imparciales o afectos al Gobierno se justifica bajo el argumento de que, ante una crisis política y humanitaria tan profunda, el silencio o la aparente indiferencia son formas de complicidad”, destacó.
Finalmente consideró «imperativo que la sociedad venezolana logre superar esta polarización y recuperar el diálogo como herramienta fundamental para construir un futuro más próspero y justo para todos, a través de fomentar una cultura de respeto y tolerancia, así como promover la participación ciudadana en la búsqueda de soluciones a los desafíos comunes».
“La polarización está erosionando la capacidad de la sociedad venezolana para encontrar consensos mínimos. En lugar de construir puentes, se profundizan las divisiones. Esta fragmentación del alma nacional dificulta aún más cualquier intento de reconciliación o avance hacia un futuro común”, finalizó.