Se desconoce el sitio donde será enterrado el político tras la ceremonia de despedida
Familiares de Fernando Villavicencio, candidato presidencial Ecuador asesinado el pasado miércoles, denunciaron que la esposa, Verónica Sarauz, no les permitía acceso al lugar donde se encuentra instalado el velorio.
El cuerpo de Villavicencio yace desde el jueves en una funeraria en el norte de Quito, lugar al que fue trasladado después de realizarle la autopsia en el Centro de Medicina Legal, y en la tarde del pasado jueves, sus restos fueron velados exclusivamente por la familia y allegados cercanos.
Sin embargo, la sobrina de Villavicencio, Nina Osorio, aseguró que, junto con otros miembros de su familia, incluida la madre y dos de las hijas del fallecido, de un matrimonio anterior, no podían entrar a la capilla de velación.
“La señora (Sarauz, su última esposa) ni siquiera es parte de la familia, nosotros queremos estar con ellos, no nos permiten velarle desde el día de ayer”, reprochó Osorio a los medios de comunicación.
La joven, que regresó el jueves de España, pide que permitan velar a su tío con dignidad y cariño, pues asegura que lo tienen secuestrado.
“Si yo me hubiera muerto no hubiera permitido que mi cuerpo estuviera secuestrado”, expresó Osorio desde un lado de la verja de entrada, mientras su hermana denunciaba que les han negado el acceso a los padres y pedían a gritos el ingreso.
Tamia Villavicencio, una de las hijas mayores del excandidato, no ha podido acceder durante un rato, pero negó que fuera un secuestro y aseguró que es cuestión de horas para poder ver al fallecido y por la seguridad que rodea a la familia tras el asesinato.
“Entiendan que ella Sarauz está muy sensible, todavía no puede entender lo que pasa”, aseguró la joven, que improvisó una canción a su padre a las puertas de la funeraria.
Los familiares aún no saben dónde será el entierro Villavicencio y temen que también se les deniegue el acceso a la ceremonia, a pesar de la tragedia.
En principio está programado para el mediodía de este viernes un homenaje al candidato, uno de los ocho que se había inscrito para suceder al presidente, el conservador Guillermo Lasso, en las elecciones extraordinarias convocadas para el 20 de agosto.