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viernes, 27 diciembre, 2024
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Eustoquio Contreras: Si no somos capaces de garantizar la salida democrática la autopista quedará abierta para la salida de fuerza

Texto: Vanessa Davies. Fotos: Felipe "El Cuervo" Montes

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El mandatario Nicolás Maduro debe reconocer «que el país se derrumba, que es necesaria la complementariedad» y abrir una mesa «de cara al país para buscar grandes soluciones, buscar grandes rectificaciones», propone el coordinador del movimiento Independientes por Venezuela

El dirigente político Eustoquio Contreras, como buen heredero del maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, recurre al estudio para entender el aquí y el ahora que le ha tocado a Venezuela. El coordinador del movimiento Independientes por Venezuela, abogado egresado de la UCV, aclara que no es candidato presidencial ni aspirante a cargos públicos, pero sí, un enamorado de Venezuela.

No cree que la luz al final del túnel llegue con las elecciones presidenciales de 2024. «No hay que esperar nada, nada para la solución de lo grande. Si Maduro o el candidato del oficialismo gana, sería más de lo mismo; y si no gana, Maduro quedaría con una gran fuerza para perturbar la gobernanza y la crisis va a seguir».

A su juicio no basta con elecciones. «Lo que está planteado es un gran acuerdo». El mandatario Nicolás Maduro debe reconocer «que el país se derrumba, que es necesaria la complementariedad» y abrir una mesa «de cara al país para buscar grandes soluciones, buscar grandes rectificaciones».

La salida «debe ser democrática, pacífica y constitucional», insiste. Pero «si no se garantizan salidas democráticas tendremos que lamentarlo». Reitera que hay dos salidas: La democrática, y la otra. «Si no somos capaces de garantizar esa salida la autopista queda abierta para la salida de fuerza y la salida violenta.

-¿Quién la ejerce?

-No sé quién la ejerce. Lo que sí te puedo decir es que nadie podría evitarla.

63 años de crisis

Contreras decidió que el análisis debe hacerse con la cabeza y no con las tripas. «Estudié el comportamiento político de Latinoamérica en el aspecto partidista e ideológico. Parto de dos preguntas: ¿Por qué en Venezuela todo el que pasa por Miraflores deja el país peor que como lo encontró? Otra interrogante es por qué todos los actores políticos en situación de oposición, acumulando fuerza para ser poder, asumen una postura ideológica distinta, y cuando llegan al poder se comportan de la misma manera, aunque digan que son opuestos a quien gobierna», explica Contreras en entrevista con contrapunto.com.

Su conclusión es que Venezuela «vive una profunda crisis continuada», que «no tiene los 40 años de democracia ni los 23 de revolución bolivariana; son 63 años de una misma crisis». Los elementos comunes, afirma, son la corrupción, la hegemonía partidista, la ausencia de pensamiento político. En los hechos los espacios los llenan el populismo, el clientelismo de Estado y una economía rentista.

«Tres errores metodológicos se cometen, y por eso ningún actor político puede darle solución a las grande crisis, ni separadamente ni en los intentos de negociación política: La controversia se queda en los efectos del problema y no en las causas. Las luchas políticas son caracterizadas por una confrontación de los sujetos activos del proceso, y no van al objeto del problema; la gente se mata por llegar al gobierno cuando el problema está en las estructuras del Estado», expone. «Por eso creemos, como respuesta, en la necesidad de crear una instancia que ayude. Creamos el movimiento de Independientes por Venezuela, Mi-Venezuela, de centro político e ideológico, y creemos en la necesidad de buscar la solución en un entendimiento programático nacional. En la confrontación no está la solución. Hay que repensar la política, verla desde otro ángulo, salirse de los extremos».

Contreras afirma que las consignas de Carlos Marx y Vladimir Lenin todavía se emplean pero «eso está en desuso», como también lo están los padres del liberalismo. «Como los procesos políticos no pueden vivir sin orientación teórica, la gente ha caído en la improvisación, el inmediatismo, aderezado con la pérdida de valores. Nosotros creemos que tanto el liberalismo como el socialismo tienen algunas afinidades que dan lugar a los grandes proyectos plurales que son la filosofía de los pactos sociales. En Venezuela hace falta un nuevo pacto social, a partir de un proyecto de país consensuado; no en el marco de las elecciones, sino de la investigación de nuestros problemas.

-Una nueva Constitución?

-Es vital, como punto de partida, el reordenamiento constitucional de la república. Es un pacto nuevo, para que la sociedad se ponga de acuerdo. Un papel en blanco, y todos los sectores del país se ponen de acuerdo en la Constitucion ideal para el momento que vivimos.

-¿Esta Constitución o una nueva?

-No sabemos. No importa si es enmienda, reforma o constituyente. Lo primero es tener una Constitución que le convenga al país. No puedes decretar con quién discrepar y con quien coincidir. Se supone que los seres humanos crecemos con las experiencas.

-¿Quién lo convoca?

-Debe ser un escenario nuevo, con actores totalmente nuevos, ausentes de partidos y de la noción de gobierno y oposición. Es la sociedad pensante, frustrada y cansada, la que tiene que dar respuesta. Hay puntos de consenso: acabar con la reelección continua, que es un nido de corrupción. La elección directa del fiscal general y del contralor general de la república; ahora no hay separación de poderes, y si el partido tiene los poderes el Estado soy yo. Hay una debilidad institucional que no conocíamos. El tercer punto de consenso: aumentar las penas para la corrupción. Hay que poner la corrupción como el primer problema a juzgar en Venezuela. Otro aspecto: los mecanismos de relación de los poderes públicos deben basarse en hechos concretos y no en negociaciones. Las constituciones enuncian, reconocen derechos, pero no los garantizan.

-¿Es reformar la Constitución?

-Salirnos de esta constitucionalidad.

-¿Elección directa del fiscal y del contralor? ¿Cómo?

-La Constitución actual establece mecanismos para que el ciudadano ejerza libertades a través de las organizaciones con fines políticos, pero hoy el partido no es interlocutor entre sociedad y Estado. En 1984 la comisión presidencial para la reforma del Estado era un reconocimiento de que la institucionalidad no servía, pero no hubo cambios y llegamos a esto. Hay una corresponsabilidad histórica entre quienes son gobierno y oposición en la crisis. Los intereses particulares deben ponerse de lado. ¿Por qué no permitir que maestros, trabajadores de la salud, ecologistas y empresarios postulen sus candidatos? Voto directo, como para elegir al presidente.

-¿Qué gana el país?

-El compromiso de estos funcionarios, que se deben al pueblo que los eligió y no al dedo que los designó.

-¿Quién juzga la corrupción?

-En este momento no me atrevo a que exista, porque van a terminar encarcelados los honrados. Este es un acuerdo programático para un proyecto de país basado en un nuevo pacto social, que debe salirse de estos órganos.

-¿Sobre el cuarto punto?

-Ahora hay un escándalo de corrupción y no ves al fiscal o al contralor hablando. El problema es en qué momento hablan y de qué hablan. Es un Estado que no funciona a través del ordenamiento constitucional. Hay que separar la noción de gobierno y de Estado para entender lo que queremos.

-¿Cómo se corrigen el populismo y el clientelismo?

-Esto no se puede atacar parcialmente. Tiene que haber un nuevo pacto social que produzca un proyecto de país, un acuerdo programático, porque hay un conjunto de situaciones que transversalizan el cumplimiento de esa nueva institucionalidad. Por ejemplo, la autonomía de los poderes. ¿Cuánto ayudaría la independencia de un fiscal o un contralor para velar por la situación pública? ¿Cuánto ayudaría que se evite la reelección continua? ¿Cuánto estimulante para la corrupción tiene una eterna campaña, alguien a quien juramentan para un cargo y saca el hacha de la guerra para que nadie se atraviese en su futura reelección? Esos elementos forman una traba muy grande para la tranquilidad.

-¿El escenario puede ser el de las negociaciones en México?

-De México no va a salir nada, ni de estas elecciones tampoco. Aquí la única salida es un pacto político, una salida negociada.

-¿A qué se refiere?

-Que los actores de la vida política del país analicen la naturaleza de la crisis, abran un paréntesis y atiendan los problemas del país. Una agenda legislativa, una agenda de gobierno.

-¿Con Maduro?

-Hay dos maneras de buscar ese pacto: con Maduro o sin Maduro. Con Maduro es el que se está buscando en México, que toma en cuenta a Maduro para abordar políticas. Sin Maduro es que el resto de la sociedad se ponga de acuerdo para dar una gran batalla y enderezar esto. ¿Es que el país no pudiera ponerse de acuerdo? La situación está servida para que surja un liderazgo y se ponga al frente de diseñar ese país que queremos.

-¿Si no quieren soltar el poder?

-Es un proceso de maduración. Los procesos políticos tiene aspectos históricos, sociológicos. Esto está madurando; nunnca se había presentado un momento como este para que surja un nuevo pensamiento, un nuevo liderazgo, una nueva conformación de fuerzas. Vivimos la etapa final de un trecho político de la vida del país, de un liderazgo que fracasó. El diálogo en México es el fracaso del gobierno y de la oposición.

-¿El diálogo promovido por el presidente Petro?

-Si es un diálogo con las cartas marcadas para favorecer o perjudicar a Maduro eso no tiene futuro. Gremios y partidos tiene buenos dirigentes, pero el país no tiene dirigentes. Da la impresión de que el país no tiene dolientes. El liderazgo que va a salvar el país está sustentado en hombres y mujeres que no luchen por un partido sino por los intereses del país. En las luchas magisteriales y de la salud han aparecido dirigentes que nadie pensó que existían.

-¿Los militares?

-Los veo en un solo sitio: en los cuarteles. Han ocurrido 10 mil intentos de golpe de Estado, la administración pública se ha militarizado y eso es parte de la crisis.

-¿Aceptarán irse?

-Es el lugar que históricamente han tenido. Lo que pasa con los militare no es culpa de los militares, es la politiquería para controlar a los militares. Como se es consciente de que la aceptación no es producto del mérito sino del chanchullo hay que meter a todo el mundo en el juego para buscar una estabilidad negativa. Hablamos de un momento moral distinto en el país.

-¿Quién convoca?

-Nosotros estamos convocando. Lo primero que hemos hecho es alertar, y si la gente acepta que es una crisis continuada, cree que una posible salida es la elección directa de fiscal y contralor; hay que ver lo que hemos avanzado en eso. Hay muchísimos sectores que podrían incorporarse. Hay mucha desconfianza.

-¿Quiere ser candidato?

-No quiero ser candidato; quiero cooperar con la conducción política. Eso era antes que ser candidato era sinónimo de prestigio en la sociedad.

-¿Qué podría hacer Maduro en este momento?

-Promover una salida negociada. Llamar a todos los sectores del país a buscar una caracterización compartida de la crisis y abrirse a un gobierno de integración.

-¿Qué es un gobierno de integración?

-En la dirección de lo que se busca en México y actuando sinceramente. El diálogo en México fracasa porque se actúa en negativo, la oposición lo que busca es legitimar la inestabilidad de Maduro, y Maduro busca la legitimidad. Creo que Maduro no tiene a qué ir allá, porque le regalaron la legitimidad. Cuando la oposición acepta que el CNE rija su proceso es porque legitima a Maduro. No veo que anuncien qué hacer en la economía, las calamidades públicas de salud y servicios, como se reactiva el crédito, qué hacer con el consumo y la crisis monetaria. Esos son los temas que deben discutir unos estadistas en el gobierno y en la oposición. Si esos temas no están en la discusión no pueden esperarse resultados. Pero esas posturas están quedando solas. Estos sectores políticos que han engañado al país viven una situación complicada. Hay como 20 criterios, no hay quien hable creiblemente para canalizar inquietudes: el país no tiene una esperanza.

-¿Puede seguir siendo un barco a la deriva?

-No puede seguir siendo, pero al Estado puede pasarle lo que les pasa a los barcos a la deriva; no sabes dónde puede aterrizar o con qué se van a encontrar. Por eso todos debemos participar para buscar una salida.

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