La prensa independiente no tuvo acceso al lugar de los hechos por órdenes del ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Remigio Ceballos, mientras que la prensa oficialista fue la encargada de dar el parte
El 8 de octubre Venezuela revivió el terror del deslave de Vargas (1999). Ese día, tras la llegada del huracán Julia al Caribe, las constantes lluvias en Las Tejerías, Aragua, saturaron los suelos y la quebrada Los Patos se desbordó. Se llevó a su paso todo lo que se encontró en esa población. Además, otras cuatros quebradas también salieron de su cauce y provocaron el deslave.
Cuentan los habitantes del sector que las precipitaciones fueron persistentes y que «no paraba de llover desde el viernes 7 de octubre». La onda tropical 41 hacía estragos en Venezuela. En Lara reportaron que más de 312 familias fueron afectadas. El gobernador, Adolfo Pereira, afirmó que las precipitaciones comenzaron el día anterior.
Ese jueves 6, por su parte, el INEA prohibió los zarpes de embarcaciones pequeñas en toda las costas venezolana dejando ver que las lluvias eran una cosa seria.
Otros recordaron que Los Patos se desbordó el 27 de septiembre, pero sin causar males mayores. Las autoridades municipales y Protección Civil (PC) realizaron labores de limpieza y mantenimiento en su momento.
La cifra oficial de fallecidos en ese deslave fue de 54 y ocho desaparecidos. Aún no cuantifican los daños materiales. Las muestras de solidaridad no se hicieron esperar y, mientras las ondas tropicales seguían su paso, Venezuela se abocó a hacer donaciones para los afectados. La prensa independiente no tuvo acceso al lugar de los hechos por órdenes del ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Remigio Ceballos, mientras que la prensa oficialista fue la encargada de dar el parte. Sin embargo, los periodistas del estado Aragua, que llegaron primero, tuvieron la oportunidad de tomar imágenes del daño causado y fueron las primeras voces que dieron a conocer lo sucedido.
El geógrafo y profesor universitario, Antonio De Lisio, aseguró que la tragedia de Las Tejerías se pudo evitar, pues afirma que las personas construyeron en el cono de deyección, también llamado cono o abanico aluvial. De Lisio detalló que el deslave de Las Tejerías afectó alrededor de 1/5 (un quinto) de esa población.
Para el 9 de octubre, los reportes de Zulia y Falcón eran alarmantes. La onda tropical 41 salía del país por el occidente. El Sur del Lago reportó cinco municipios bajo el agua tras el colapso del muro del río Chama, más un fuerte oleaje en el Lago de Maracaibo. En Chichiriviche de la Costa, La Guaira, los habitantes se quedaron sin el servicio de luz e incomunicados por un deslizamiento que hubo en la carretera que comunica el pueblo con parte de Caracas.
Para esa fecha, los llanos centrales presentaban grandes problemas en las vías terrestres, el gobernador de Guárico, José Vásquez, dijo que iniciaron «un operativo especial en vías rurales y troncales» que fueron afectadas en el estado.
Ofrecimientos
Las promesas no se hicieron esperar y el vicepresidente Sectorial del Área Económica Tareck El Aissami ofreció recursos y logística para recuperar las industrias y el comercio de Las Tejerías.
El despliegue por parte de la administración Maduro fue militar y cívico. El mismo mandatario se presentó al lugar de los hechos acompañado de su tren ministerial y la vicepresidenta Delcy Rodríguez.
La cosa no se quedó allí. La desgracia tocó también al estado Miranda. El 16 de octubre se registró el colapso de una estructura multifamiliar en la calle Guzmán Blanco del barrio Guaicaipuro, en el sector Maca, en la parroquia Petare del municipio Sucre. La edificación albergaba al menos 12 habitantes de tres familias que fueron desalojadas antes del colapso de la estructura, «situación que afecta a otras 10 viviendas y 22 familias de la zona», indicó José Vicente Rangel, alcalde del municipio Sucre en su momento. Protección Civil (PC) no reportó pérdidas humanas, pero sí materiales.
No habían pasado 11 días de lo acontecido en Las Tejerías cuando la madre tierra volvió a hablar, pero esta vez en Maracay, el río Los Castaños se convirtió en una marea de rocas enormes que destruyó parte de las viviendas de ese sector. Sí, nuevamente los ríos reclamaron su cauces naturales e hicieron desastres en su andar. Dos ondas tropicales muy seguidas hicieron que la cabecera de los ríos se desbordaran.
PC y la FANB se encargaron de rescatar a las personas que se quedaron atrapadas en sus hogares. Maduro anunció que fallecieron cuatro personas y más de 140 viviendas se vieron afectadas.
La parroquia 23 de Enero también vio casi una tragedia fatal, pues un reporte oficial de Protección Civil informó las fallas de 42 casas, por el exceso de lluvias, en las zonas La Ladera, El Callejón, La Estrella y San Miguel en El Mirador del 23 de Enero. El colapso afectó a más de 100 personas, que fueron evacuadas antes de que cayeran las estructuras. El parte oficial no reportó víctimas fatales, pero sí el colapso de las viviendas.
El 26 de octubre, el gobernador de Mérida Jehyson Guzmán activó la «Operación Murachí», un plan para prevenir posibles consecuencias debido al paso de la onda tropical 47. La autoridad regional informó que más de 1.500 funcionarios se desplegaron para la activación de equipos supervisores, especialistas con líderes de comunidad, bomberos, protección civil, FANB, gobernación y alcaldía para mitigar los posibles riesgos y daños.
Víctimas fatales
El 27 de octubre Catia La Mar se tiño de luto, una madre y sus dos niños perdieron la vida tras un deslizamiento de tierra que tapió su vivienda.
La tragedia ocurrió en el sector Zamora y Remigio Ceballos, ministro del Interior, Justicia y Paz, fue la persona que notificó el lamentable hecho. Además, ese día realizó una evaluación del paso de la onda 47 y detalló que hubo derrumbes y deslizamientos en la carretera Panamericana, en San Antonio de Los Altos, estado Miranda, y el desbordamiento del río El Ingenio en Guatire.
Además, a través de las redes sociales se viralizaron las imágenes de las fuertes lluvias que convirtieron la carretera Petare-Guarenas en un verdadero río que ralentizó la circulación en esa vía.
El 3 de noviembre, Venezuela se volvió a enlutar.
Ocho personas murieron en Anzoátegui, según el gobernador Luis José Marcano. Ese día, el mandatario informó que 229 familias resultaron afectadas y 186 viviendas registraron daños estructurales leves, moderados y graves.
La Onda Tropical 47 seguía haciendo de las suyas y en Macarao y La Vega varias familias perdieron todo. El jefe del Gobierno del Distrito Capital, Nahum Fernández, ordenó habilitar un refugio para las personas para quienes no pudieron recuperar nada.
«Ahora estamos procediendo a reubicar a las familias afectadas a un refugio, en donde recibirán toda la atención necesaria. Vamos a continuar trabajando de forma ininterrumpida para garantizar la dignificación de nuestros compatriotas», dijo.
El 28 de octubre, La Guaira vivió un dejavú. El río San Julián y El Cojo se desbordaron y causaron alarma entre los residentes. El gobernador de esa entidad, José Alejandro Terán, precisó que las aguas dejaron daños en paredes del edificio Agua Marina que se encuentra en frente del río El Cojo que se salió del cauce parcialmente, por lo cual se decidió la evacuación de los tres edificios aledaños a este afluente, de manera preventiva.
Según las cifras oficiales suministradas por el ministro Remigio Ceballos, alrededor de 26.000 familias se han visto afectadas en diferente medida, hasta la fecha, por las intensas lluvias en el país. El alto funcionario indicó que hasta ahora se han establecido 33 refugios fijos que son utilizados para «brindar la atención necesaria a las personas que lo necesiten».
Asimismo, indicó que se han distribuido 900 toneladas de insumos a comunidades afectadas de 14 de los 23 estados del país.
A un mes del deslave, las situaciones con las lluvias no han cambiado, sin embargo las intensidades de las mismas han bajado y el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrológica alerta sobre el paso de la onda tropical 51. Este año es lluvioso, pero los experto aseguran que es normal, pues es considerado un «Año Niña».
