En su día, solicitan un salario que al menos les permita cubrir el costo de la canasta alimentaria; es decir, 400 dólares o su equivalente
Las enfermeras venezolanas comparten con la precursora de la enfermería, Florence Nightingale, no solo la fecha aniversaria (12 de mayo), sino algunas de las vicisitudes que la británica vivió hace 200 años. Sonia Sosa, integrante de la Federación Nacional de Colegios de Profesionales de la Enfermería, advirtió de nuevo que estas profesionales no solo no logran cubrir con sus sueldos lo mínimo para vivir, sino que además se enfrentan a la escasez de lo básico para atender a los pacientes en el sistema público de salud.
El ingreso mínimo que solicitan, a propósito de su día, es lo necesario para cubrir la canasta alimentaria. Es decir, 400 dólares o su equivalente.
«Se hace cuesta arriba, cuando el paciente va a un centro hospitalario, y nos conseguimos que no hay nada», subrayó.
En el sistema de salud «nos toca redoblarnos, porque del personal queda 40% por la diáspora», señaló.
Nos tiene preocupados el déficit de profesionales, insistió Carmen Ospino, integrante de la Sociedad Venezolana de Enfermeras de Hemoterapia. «Manejamos menos de 40% del personal. Muchos profesionales han tenido que emigrar. Necesitamos más de 60% del personal. Muchos bancos de sangre, nuestras unidades, quedan solas, con riesgo de nuestros pacientes».
Sosa pidió de las autoridades «un poco más de humanidad».
Como expresidenta de la federación y vocera de los jubilados, María Marichales explicó que, como adultos mayores, «tenemos muchas necesidades» no satisfechas.
Los contratos colectivos han sido vulnerados, «no respetan nuestras cláusulas», no tenemos HCM ni «la atención que merecemos» y «no nos alcanza el sueldo. Si compramos medicinas no nos alcanza para nuestra alimentación».
«Que nos respeten nuestras contrataciones colectivas», solicitó.
Pidió que a las autoridades «se les abra el entendimiento» para que atiendan a los jubilados, que solamente perciben 130 bolívares al mes. «Pertenecemos al sector salud, al órgano rector».
Rafael Arreaza, expresidente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), reivindicó a las enfermeras, que arriesgan su vida por los pacientes y lo demostraron con la pandemia de COVID-19. Tienen «una vocación infinita, que las hace acudir a su puesto de trabajo, porque no ganan lo suficiente para alimentar una familia, y tienen que correr riesgos por la irresponsabilidad de un gobierno que no dota con material de bioprotección». Unos 800 profesionales de la salud fallecieron por la pandemia, denunció.
Los médicos, como lo subrayó Arreaza, «no pudiéramos trabajar sin el gremio de enfermería. Ellas son las profesionales de choque, la primera instancia cuando usted llega a una emergencia de un hospital». Ambos comparten, en el caso venezolano, la precariedad. «Más de 60% de las enfermeras de Venezuela se ha ido el país».