Un vaso de agua entre trago y trago ayuda a mantener el control, explica Mantellini
Las amigas salen. Comienzan a beber alguno de los cocteles disponibles en el bar. Al tercer trago, las defensas se cayeron. Guardan silencio las dudas razonables sobre si irse o no con los tipos que conocieron esa noche. Cualquier cosa puede pasar. Después, a recoger los vidrios rotos. A las mujeres el consumo de alcohol «nos va a exponer a muchos riesgos», advierte la ginecóloga Carmen Mantellini.
Los efectos no son los mismos en ellas, que en ellos. «El alcohol necesita de una enzima para romperse y metabolizarse», explica. «En el intestino hay mayor concentración de enzimas en el hombre que en la mujer, y eso quiere decir que de un trago el hombre absorbe 15% y la mujer absorbe 50%». El alcohol se diluye en el agua corporal, «y el hombre, por las diferencias de género, tiene mayor masa muscular, mayor volumen corporal, más agua». Por eso «ese mismo alcohol, del cual absorbió solo 15%, se va a diluir en un espacio mucho mayor».
Las mujeres nos vamos a emborrachar primero y mucho más rápido. Tres tragos ya causarán consecuencias. «Vamos a mostrar signos de efectos del alcohol mucho más rápido» por «absorción aumentada y por menos volumen para diluirse».
En ese estado, señala Mantellini, las mujeres «somos mucho más vulnerables al abuso, a las relaciones sin protección. Requieres de la voluntad para detenerte, pensar» y evaluar si se conoce a la persona, si se tienen preservativos a la mano. «No preguntamos si eres VIH-positivo, si te has hecho la prueba».
Alcoholismo
El consumo de alcohol aumenta en Venezuela cada vez a menor edad, por la presión de amigos, porque en los encuentros familiares no hay fiesta buena «si no hay bastante caña», subraya Guillermo Veitía, médico gastroenterólogo que ha dedicado buena parte de su trabajo profesional a la atención de personas con problemas con el alcohol.
Un hombre «puede consumir tres tragos» y una mujer dos tragos, pero sin perder de vista la genética. «Si tienes predisposición genética te tomas dos tragos hoy, dos tragos mañana, dos tragos el sábado y dos tragos el domingo y, cuidado con la genética, porque pudiera llevarte a una adicción».
«El alcohol produce un poco de euforia al inicio. Después se pasa a una depresión de nuestras habilidades cognitivas, de nuestros sentidos, de nuestra coordinación y equilibrio. Nos vamos como apagando con el abuso de alcohol», señala Mantellini.
«El alcoholismo es una enfermedad muy seria, que lleva a complicaciones graves. Es un problema de salud pública que, solo con la participación de todos, vamos a mejorar. Es un problema serio que tiene múltiples componentes», subraya Veitía. Hay que entender, por otra parte, que la persona alcohólica «no es un borracho», sino un enfermo, «un paciente que necesita una mano amiga». En medio de la emergencia humanitaria, no se sabe con qué dinero, las personas siguen bebiendo.
Aclara que una cosa es el «bebedor social», quien se bebe un traguito el fin de semana o en una fiesta, y otra cosa es la necesidad imperiosa de tomar alcohol sin parar, y de buscar el alcohol donde no esté. Dependencia y tolerancia son dos características del alcoholismo: no se puede detener el consumo y cada vez hay que beber más.
Como médico está alarmado porque están observando las complicaciones de la cirrosis hepáticas, el cáncer de hígado, hemorragias digestivas. «El problema se va incrementando, y lo que antes veíamos en la cuarta o quinta década de la vida hoy lo vemos en la tercera década: Pacientes jóvenes con cirrosis hepática, porque han tenido un consumo abusivo de alcohol y no ha habido el núcleo familiar, el amigo, la institución que ayuden al paciente a salir del problema».
No hay un día que en los hospitales del país «no haya un paciente con alcoholismo crónico, una hemorragia digestiva, una encefalopatía hepática o una complicación relacionada con el abuso de alcohol». Es, reitera, «realmente preocupante». Algunas de esas condiciones son irreversibles.
Consumo responsable
¿Se puede salir del alcoholismo? «Sí», responde, «aunque fácil no es». Llama la atención sobre los familiares, porque en lugar de ayudar al paciente «lo están abandonando, lo están botando» a la calle «y eso empeora la situación».
También se puede fomentar el consumo responsable: hacerlo con el estómago lleno para que el alcohol no se absorba rápidamente. «No tenemos que beber a la par», destaca Mantellini. «Eso de las mismas rondas que los hombres nos va a poner a nosotros con un efecto de alcohol mucho mayor». En consecuencia, recomienda «no bebas a la par del hombre, que tu segunda ronda sea de agua y que puedas beber y disfrutarlo».
De ocurrir una relación sexual de riesgo «contacta a tu ginecólogo de confianza» porque hay 48 horas para iniciar el tratamiento de prevención del VIH y de otras infecciones de transmisión sexual que pueden presentarse sin síntomas.
