Al mirar el escenario que se presentó en el estado llanero vemos que el fenómeno de la economía del voto se evidenció. El capital político de Rafael Rosales Peña definió el destino de los comicios en el estado llanero. Unidad y participación son las variables que marcaron los resultados
Jorge Arreaza partía debajo en las encuestas con el candidato opositor a apenas cinco puntos, ventaja que tradicionalmente no ha sido suficiente para vencer a la maquinaria psuvista en un evento electoral.
El peso y la atención del Estado completaban las condiciones para dar a Arreaza como primer favorito de los analistas para el Clásico Barinas que se corrió el #9Ene. El poderío del Gobierno volcando recursos en la región y la dispersión de las propuestas opositoras dibujaban el triunfo del Polo Patriótico.
Sin embargo, las cosas se perfilaron de otra forma. Barinas se salió de la regla.
La fórmula que apoyó a Sergio Garrido logró polarizar con el PSUV y así concentrar los votos suficientes para vencer, sin dudas, al candidato oficialista.
Por otra parte, un elemento a tomar en cuenta es el aumento de la participación que creció, por lo menos cuatro puntos porcentuales, para ubicarse en 51,89%.
¿Qué cambió?
Al comparar los resultados del 9 de enero con los del 21 de noviembre pasado vemos que el oficialismo con su estrategia hizo crecer su votación en términos porcentuales y en términos absolutos.
El 21 de noviembre Argenis Chávez obtuvo alrededor de 103.000 votos equivalentes al 37,21% de los votos válidos. Arreaza mejoró la cifra y logró incrementar cerca de 25.000 sufragios en las tarjetas del Polo Patriótico y colocarse en 41,27% de los votos en Barinas.
Sin embargo, esta mejora no le alcanzó para vencer a la fórmula que se creó alrededor de Sergio Garrido apoyado por el G4, Rafael Rosales Peña (candidato de la Alianza Democrática el #21Nov), Avanzada Progresista, Fuerza Vecinal, MAS, Puente, Unión y Progreso, Centrados y MPV.
El candidato que sustituyó a Freddy Superlano incrementó la votación de su predecesor, desde los 103.779 votos, equivalentes al 37,60% de los votos validos del 21 de noviembre, hasta 172.497 sufragios que significaron al 55,36% de votos válidos del 9 del enero.
¿De dónde salieron los votos?
El crecimiento porcentual de la votación de la opción que encarnó Garrido fue de casi 18 puntos y en términos absolutos fueron 68.500, para hablar de cifras redondas.
Por otra parte, la participación creció, en términos absolutos, 37.287 votos, el equivalente al 6% del Registro Electoral de Barinas.
¿Cómo se repartieron esos nuevos votos?
Nadie lo puede determinar a ciencia cierta. Lo que sí es evidente es que en Barinas se produjo lo que ha sido denominado “la economía del voto”.
La decisión de Rafael Rosales Peña, de apoyar la candidatura de Garrido, dinamitó el respaldo a la opción que propuso la Alianza Democrática para las elecciones del 9 de enero en Barinas.
Rosales Peña logró aglutinar 44.000 votos en noviembre pasado, mientras que la opción de Claudio Fermín captó 5.500 votos de la Alianza Democrática. Esto implica una disminución de 39.000 votos en esta contienda electoral.
¿Migraron estos votos hacia la opción de Garrido? Pareciera, y esto es lo que podría explicar el fenómeno de “la economía del voto”.
Evidentemente, el arraigo local de Garrido pesó en la decisión de los votantes barineses y los candidatos importados, evidentemente, no funcionaron.
Finalmente, es importante preguntarse… ¿Las direcciones nacionales entenderán el peso de lo local? ¿La oposición sabrá valorar su victoria? ¿Cómo asimilará el chavismo está derrota?
No tenemos bolas de cristal para saberlo, solo andamos con pies planos pisando tierra para evaluar la coyuntura política del país.