Acoger a un peludo en edad adulta resulta más económico, por lo general presenta buen comportamiento, no destruye objetos y mostrará gratitud eterna
Los perros mayores de dos años tienen menos oportunidades de ser adoptados, especialmente si padecen algún problema de salud o discapacidad, muchos son los proteccionistas animalistas que les brindan la oportunidad a estos abuelos peludos de permanecer en un refugio mientras esperan por un hogar para pasar los últimos años de su vida.
Adoptar a un perro adulto, en muchas ocasiones, pudiese resultar más económico, se le proporciona la misma cantidad de comida diaria; no hay que incrementar su porción a medida que vaya creciendo. Tampoco habrá que comprarle collar, correa y ropa nueva acorde al tamaño que vaya desarrollando.
Por lo general, no será necesario invertir en su esterilización o vacunas porque, al estar en un refugio, a veces esos aspectos ya están cubiertos.
Al ser un perro adulto se puede determinar mejor cómo es su carácter, si es tranquilo o revoltoso, si le agradan los niños y otros cachorros y hasta si es obediente o no. A veces ya estos canes han recibido entrenamiento básico en algún hogar temporal. Cabe destacar que los perros adultos son más sedentarios en su comportamiento.
Los canes adulto no suelen destruir ni morder objetos como zapatos, cartón, papeles ni muebles; a diferencia de los cachorros que transitan por cambios en sus dientes y es más común que muerdan cosas.
Al pensar en adoptar un perro debe hacerse desde la sensibilidad de brindarle la oportunidad a un perro viejo de pasar los últimos años de su vida recibiendo amor, protección y cariño de su familia humana y él mostrará gratitud eterna.
Existen creencias acerca de la adopción de perros adultos respecto a que no tienen el mismo vínculo afectivo que un cachorro criado desde temprana edad, pero lo cierto es que el amor no se puede medir, sólo se puede sentir.
Any Barrios, la madre humana de Chispa, una perrita de raza Poodle con Shih Tzu, señaló que «muchas personas no entienden como se puede llegar a amar tanto a un animal de la forma en que yo amo a mi Chispa, ella ha estado 14 años conmigo y se sigue emocionando de la misma manera cada vez que me ve como desde el primer día».
«Sin duda estos 3 años de su vejez han sido los más rudos… Entre medicinas, consultas al veterinario y dietas especiales, pero es lo mínimo que puedo hacer por mi más vieja amiga».