Aislarse es un riesgo en materia de salud mental, enfatiza la psicóloga Nancy Marchán
No hay bar que ofrezca un mejor coctel para la amargura que el que ella misma se prepara: tristeza, ansiedad y rabia son sus eternos acompañantes. ¿Podría ser diferente? Este domingo 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, y la psicóloga Nancy Marchán insiste en el uso de un viejo remedio: hablar con alguien.
«La ayuda social es un gran promotor de la salud mental», apunta. «Aislarse es un riesgo en materia de salud mental».
«Las emociones no son buenas o malas», sostiene Marchán. «Todas las emociones son necesarias para nuestro desempeño, todas tienen una función. El problema está en cuando esas emociones no las canalizo adecuadamente y no logro adaptarme a lo que la situación me está pidiendo».
Hay emociones que impactan negativamente la salud: la tristeza, asociada con procesos depresivos; el miedo, vinculado con la ansiedad; y la ira, asociada con la frustración y la rabia, enumera. También, el asco o desagrado. La tristeza, ante una pérdida, ayuda a interiorizar y a reflexionar, «pero sí me quedo ‘pegado’ viene el problema», enfatiza. «La persona se siente vacía, pierde el interés en las actividades que antes le causaban placer, como salir, pasear».
El cuerpo habla y expresa qué estamos mal: dormir mucho o no dormir nada, hambre o pérdida de apetito son señales de alarma, comenta la psicóloga. También, los comportamientos adictivos, como «un palito» que se va convirtiendo en beber todos los días, o la medicación para poder dormir.
Cuando aparecen esas señales el primer paso que Marchán recomienda es identificar qué se siente. «Si siento que perdí algo, me siento vacío, no tengo ganas de hacer nada, probablemente estoy triste», describe. «Si siento permanentemente que estoy ante situaciones injustas es rabia».
Puede suceder «que tengo una mezcla de las tres, pero debo identificar qué lo dispara».
Una vez que se observa cuál es la razón el camino es «buscar alternativas de solución», y una acción sencilla es consultar a alguien. «Hablar con alguien te descarga; es catarsis. La persona te puede dar su visión. El hecho de que te escuche una persona que te quiera, que se pone en tu lugar, que te dé mano, que te abrace, que te dé alguna alternativa, que sientes que eres importante para alguien» ayuda a sentirse mejor.
Plantea, también, pensar que lo que pasa le sucede a otra persona, porque «nosotros nos tratamos mal», y así tener esa tolerancia con nosotros mismos.
Estrategias como la respiración profunda y la relajación ayudan a enviar otros mensajes. Hacer algo agradable, contactos positivos son otras herramientas. Y regla de oro: buscar al profesional de la salud mental de manera oportuna.