Familiares de septuagenario piden a la policía judicial, investigar las verdaderas causas de la muerte. «Hay signos de maltrato de vieja data», refirieron a la prensa este miércoles en la morgue de Bello Monte
José Gabriel Morett, de 74 años de edad, murió en horas del mediodía del lunes 6 de diciembre. Según el protocolo de autopsia, sufrió un infarto ya que tenía el 90% de la arteria coronaria obstruida.
Pero sus familiares no están de acuerdo con los resultados y hasta ahora aguardan por la policía científica, a quienes solicitaron indagar sobre la muerte al anciano.
Este jueves, Gabriela Carolina Morett -sobrina de la víctima-, habló con la prensa y relató que durante meses el anciano estuvo bajo el cuidado de su hermano mayor, quien constantemente acudía a la casa situada en la Primera Avenida El Amparo, frente al bloque 11 de Lomas de Urdaneta, Catia, al oeste de ciudad capital.
Sin embargo, los vecinos del anciano se ofrecieron a ayudar con comida y supervisión para evitar que el hermano realizara viajes a diario, por vivir fuera de Caracas.
El hermano le entregó las llaves de la casa a William Reyes -el vecino-, y así concretaron lo acordado.
Transcurrido un tiempo, la familia de Morett acudió a la casa y notó que las llaves no abrían. El vecino cambió las cerraduras y se trajo a su esposa y dos hijos adolescentes para ocupar de lleno la casa. Con ello, le impedían a la familia del anciano que lo visitaran.
En adelante, parientes de Morett acudieron a Fiscalía y demás organismos para denunciar la invasión de la propiedad, y nunca obtuvieron ayuda.
El sábado, cuando la familia fue a visitar a Morett, lo notó desnutrido, acostado en la cama y en condiciones que reflejaban total abandono.
«Ayúdame, aquí me están matando de hambre», fue lo último que susurró Morett a su sobrina Gabriela Carolina, mientras le sostenía la mano. Y además notó que había signos de maltrato de vieja data.
«Tenía una pierna más larga que otra. Tenía también escaras en todo el cuerpo, los vecinos – ahora invasores-, alegan que mi tío se cayó por las escaleras y eso lo inmovilizó por completo», dijo Gabriela Carolina Morett.
Agregó «mi tío murió a manos de sus cuidadores, que además le invadieron la casa y hasta están remodelando; ellos aceleraron su proceso de muerte. Como familia, le exigimos al Cicpc que investigue si fue víctima de violencia, porque hay fotos que demuestran el mal estado en el que estaba», apuntó finalmente a la prensa.
En vida, Morett se dedicó a la docencia. Fue director de la Escuela Técnica Julio Calcaño. Sufrió una depresión cuando su pareja lo abandonó. Médicos le diagnosticaron esquizofrenia y bipolaridad. Morett desistió del tratamiento «pero aún así, nunca fue una persona violenta», acotó su familia.