«Jesucristo es la salida», grita un predicador que recorre Sabana Grande a las 10:00 am de este domingo 10 de marzo. Pero quienes caminan con él no parecen compartir su opinión. Hace años se decía que «en Sabana Grande siempre es de día», pero si algo queda claro en esta Caracas con luz a medias es que ni siquiera en Sabana Grande hay cómo sobreponerse a la serie de mega apagones que comenzaron el jueves 7 de marzo. Aquí ya no siempre es de día.
Nada explica por qué en un edificio de Sabana Grande hay energía eléctrica (que llegó a las 4:30 pm de este domingo) y en otro edificio ubicado a pocos metros los vecinos siguen a oscuras. Los vecinos que tienen luz ofrecen apoyo a los que no la tienen para cargar teléfonos, guardar alimentos o compartir una ducha.
Todavía el Metro de Caracas no presta servicio, y en esas circunstancias el bulevar de Sabana Grande es una columna vertebral que puede unir la cabeza de la capital (el centro) con sus piernas (el este). Las decenas de personas que caminan de un lado a otro así lo confirman. Algunas llevan uniforme de trabajo -como empleados de supermercados-, otras intentan llegar a sus hogares después de pasar la noche en casa de amigos.
Si Sabana Grande es una columna vertebral de Caracas, Chacaíto es lo más parecido a la cintura entre el oeste y el este de la capital. Pero en Chacaíto no hay puntos de venta operativos, porque la falta de luz no solo afecta a los seres humanos, sino a sus transacciones. En dos quioscos ofrecen venta de efectivo, y la discreción con la que sus dueños pretenden hacerlo choca contra la contundencia de las colas.
Pero si la energía eléctrica falta en la vida terrenal de los transeúntes no ocurre lo mismo en la vida elevada de los creyentes. Mientras la sede de la Gran Misión Barrio Nuevo, Barrio Tricolor permanece a oscuras, justo enfrente ronronea la planta eléctrica del templo de la Oración fuerte al Espíritu Santo.