Cuando la COVID-19 parece que va a comenzar su carrera ascendente en Venezuela, las autoridades anuncian que el país va a la flexibilización de la cuarentena.
El mandatario Nicolás Maduro indicó que se entrará en una fase de «normalidad vigilada y protegida».
Hasta el 15 de mayo las cifras oficiales sobre la COVID-19 en Venezuela mostraban una epidemia que avanzaba lentamente y que, según las autoridades, estaba bajo control. Pero a partir de ese momento las estadísticas se dispararon: 45 casos el 16 de mayo, 36 el 17 de mayo, 77 el 18 de mayo, 131 el 19 de mayo, 75 el 20 de mayo, 58 el 21 de mayo, 62 el 22 de mayo, 66 el 23 de mayo y 111 el 24 de mayo.
No parece una epidemia controlada, alertó el infectólogo Julio Castro en su cuenta en redes sociales.
Pero por otra parte están las solicitudes de los sectores económicos para que se permita el regreso a las actividades con los debidos protocolos de prevención. La Cámara de Centros Comerciales, la Cámara Venezolana de la Construcción, Conindustria, Comsecomercio y Fedecámaras subrayan que el confinamiento aumenta el riesgo de muerte de empresas, pérdida de empleos y otras consecuencias preocupantes para una economía ya afectada por la recesión.
La cuarentena ayuda a disminuir casos y muertes, pero tiene la desventaja del impacto económico, social y psicológico importante, recuerda la Sociedad Venezolana de Infectología.
La Academia Nacional de Medicina se muestra a favor de la flexibilización de la cuarentena, pero con base en las directrices de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Se trata de buscar una estrategia de flexibilización según nuestra realidad.