La investigadora Gioconda San Blas explicó en redes sociales que la vacuna de Pfizer necesita ultracongeladores «de los que hay muy pocos en el país»
Si la vacunación contra la COVID-19 genera dudas en el mundo, las interrogantes son mayores en un país como Venezuela, hundido en una emergencia humanitaria compleja durante todo el periodo de Nicolás Maduro.
Para decidir qué productos disponibles y autorizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se pueden usar, hay otro factor a tomar en cuenta: la cadena de frío para garantizar que la inmunización mantenga sus propiedades.
Hay vacunas contra la COVID-19 que necesitan ultracongeladores, que para un país sin recursos son costosos.
La investigadora Gioconda San Blas recordó que la vacuna de Pfizer necesita congeladores «de los que hay muy pocos en el país». San Blas, en un mensaje en redes sociales, consideró que «más convenientes serán otras vacunas que pueden ser mantenidas en neveras doméstica».
Este lunes, la OMS dio el visto bueno a las dos versiones de la vacuna anticovid de AstraZeneca, que tienen a su favor un menor costo y mayores facilidades para el transporte y almacenamiento.
Las vacunas «son estrategias seguras», destacó el médico infectólogo Julio Castro. «Debemos abrazar la vacunación como el gran salvavidas contra la epidemia, con el tapabocas puesto». Los productos disponibles tienen una eficacia de 60% a 91%, estimó el especialista en entrevista con los periodistas Naky Soto y Luis Carlos Díaz.
La mejor vacuna para Venezuela será «la primera que tenga», sea rusa, china o de otra nacionalidad, indicó el médico. Aclaró que la mayoría de los países «hicieron alianza con varios sistemas», y Venezuela debería hacer lo mismo.
Lo que no va a servir para Venezuela, aclaró, son «las vacunas extremadamente sofisticadas. Una vacuna que requiera de -70 grados centígrados está difícil logísticamente en Venezuela».
Castro refirió que la vacunación masiva es una empresa difícil, incluso, para los países de más recursos, lo cual se complica en Venezuela. «Nos hemos hecho malos vacunadores», criticó. Se debe a la migración de personal, a las deudas con la OPS, «las cavas están malas, los mecanismos de distribución son complicados, no hay gasolina, se va la luz».