No hay un comportamiento atípico, sino retrasado, señala José Félix Oletta. El país está entrando semanas después que otras naciones, subraya Manuel Figuera, vicepresidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología
Cuando la COVID-19 causaba estragos en China y otros países como Irán, en Venezuela se tomaban las primeras medidas contra la enfermedad. La propia situación del país, en lo político y en lo económico, hizo que la afección entrara con retraso, estiman infectólogos.
En Venezuela apenas estamos empezando, advierte Manuel Figuera, vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Infectología. El país está entrando a la COVID-19 semanas después que otras naciones, subraya.
Sin embargo, ya hay agrupaciones de casos en 22 entidades federales, remarca José Félix Oletta, exministro de Sanidad. Ahora estamos en una fase inicial y debemos prepararnos para la expansión de la enfermedad. No hay un comportamiento atípico, sino retrasado, insiste.
Según Oletta, lo sucedido en Nueva Esparta (con un foco en el que hay más de 50 personas contagiadas) puede repetirse en cualquier lugar del país.
La experiencia de otras naciones, como Singapur, indica que no es tiempo todavía de levantar las medidas de confinamiento, uso de tapabocas y distanciamiento social, afirma Figuera.
La polémica sobre las pruebas PCR y los test rápidos sigue encendida, porque el gobierno del mandatario Nicolás Maduro, alega que ha hecho miles de exámenes, pero Naciones Unidas señala que se habrían realizado menos de 100 PCR al día. Los test rápidos corren el riesgo de dejar escapar casos positivos, si se aplican cuando la persona no ha desarrollado anticuerpos.
La sociedad de infectología propone PCR masivamente y en más laboratorios (no solo en el Instituto Nacional de Higiene). Sugiere, tal como lo expresó Figuera, que se debe practicar PCR a: trabajadores de la salud que laboran en la atención de la enfermedad, mujeres embarazadas, bomberos de las estaciones de servicio y empleados del sector alimentos.