Ejemplifica que una intervención militar no sería algo quirúrgico como «sacar a un capo de la droga en helicóptero y se lo van a llevar a un tribunal en los Estados Unidos»
El director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), Benigno Alarcón, expresa que la amenaza con una salida militar al conflicto en Venezuela «ha venido perdiendo credibilidad» porque, para que una amenaza tenga resultados, «tiene que ser creíble», ya que cuando deja de serlo «no genera ninguna consecuencia» política.
«El tema de la intervención militar tiene la enorme debilidad de que no funciona como amenaza porque pierde credibilidad cuando partes de la base de que tú prometes algo que en realidad prefieres no hacer», dice Alarcón.

El profesor de la Ucab insiste que ya cuando la amenaza pierde contundencia sus promotores deben empezar a ejecutarla, lo que representaría «movimiento de armamentos, tropas y porta aviones», acciones que cuestan mucho dinero, sin contar las consecuencias.
«Cuando analizas las consecuencias de materializar la amenaza, para quien le toca ejecutarla, es tremendamente costoso. Se van a perder vidas en el proceso, gastar recursos, arriesgar a su gente y quedarse por mucho tiempo», añade.
Por otro lado, Alarcón detalla que las intervenciones militares «quirúrgicas y sin errores» no existen. «Esto no es que van a sacar a un capo de la droga en helicóptero y se lo van a llevar a un tribunal en los Estados Unidos», ejemplifica.

El abogado explica que ejecutar una intervención militar en Venezuela implicaría «volver a darle gobernabilidad a un país, remover a un grupo de funcionarios de gobierno, generar las condiciones para que haya una elección, lidiar con una Fuerza Armada de 280 mil hombres, más grupos armados, entre irregulares y colectivos, que no forman parte de la Fanb, pero que entre ellos sumarían unos 100 mil más y que son figuras que no están allí para obedecer a Nicolás Maduro sino que están allí por sus propias motivaciones», como la minería ilegal y el contrabando de extracción.
«Hay un enjambre de negocios donde cada uno está allí portando un arma y dispuesto a defender su negocio, no porque quieran a Maduro, sino porque Maduro es garantía de continuidad», añade.

El jurista opinó que sería un error «entregarle la solución a los problemas a un tercero», pero eso sin negar «la utilidad y agradeciendo el respaldo que nos puedan dar otros países desde diferentes iniciativas».
«Lo que quiero decir con esto es que casi siempre resulta un error pensar que los de afuera son los que van a resolver los problemas internos. Hay que agradecerles y pedirles ayuda pero no hay que apostar a que ellos van a hacer la tarea que nos corresponde a nosotros», detalla.
Desde adentro, Alarcón afirma que hay temas en los que ha habido grandes avances, sobre todo en el liderazgo político. «Hoy día hay un liderazgo definido, que es básicamente unitario y que la gente lo reconoce como el liderazgo principal con niveles de aceptación que nadie ha tenido hasta hoy. Eso es lo que dicen todos los estudios de oposición».

Otro de los avances que menciona el abogado es «la posición de los partidos políticos alrededor de un proyecto político y de una estrategia en común», factor que para él es fundamental y la parte más difícil.
Para el profesor, las precisiones políticas (sanciones, amenazas, movilización interna) tienen que empujar hacia una salida en principio pacifica y que sea negociada porque si la salida sería a la fuerza «la oposición no tiene las armas», lo que significaría «quedar en las manos de otros y de los que quieran hacer», pero enfatiza que lo que hay que lograr es «acumular precisión suficiente sobre los que tienen las armas para que entiendan que no van seguir en el poder aunque tengan las armas e inclusive poder fracturar su propia estructura interna».