Este lunes 12 de agosto se esperaba «de todo» en la sesión de la Asamblea Constituyente, pero la sesión concluyó solo con la creación de una comisión que evaluará la fecha para las presidenciales
A las 11:00 am de este lunes 12 de agosto las cartas estaban echadas: si se trataba de ponerle un porcentaje había 95% de probabilidades de que la Asamblea Constituyente disolviera la Asamblea Nacional (AN), como primer paso, y después convocara nuevas elecciones parlamentarias.
A las pocas horas, luego de un intercambio de mensajes por Twitter entre el presidente de la constituyente, Diosdado Cabello, y el presidente de la AN, Juan Guaidó, se hizo evidente la jugada del chavismo: el Parlamento no fue disuelto, mas sí se creó una comisión que evaluará la fecha para las elecciones parlamentarias. Como jugadores de póker, los dirigentes se dedicaron a blofear, o lo que es lo mismo, a engañar al adversario.

El bloqueo que aprobó -hace una semana- la Administración Trump para todos los bienes del gobierno venezolano en Estados Unidos (EEUU),tuvo varias consecuencias: atrincheró al chavismo duro, que lo asumió como una nueva amenaza contra el país; y condujo a que el mandatario Nicolás Maduro suspendiera por tiempo indefinido la participación de sus delegados en la mesa de negociaciones en Barbados.
Maduro llamó a una contraofensiva y pidió a las instituciones tomar decisiones para hacerles frente a las medidas de Trump. El domingo, el diputado Guaidó aseguró que este lunes la constituyente liquidaría el Parlamento y convocaría elecciones.
Ya en la noche, el diputado Guaidó aseveró que las presiones internas y externas frenaron las acciones que la constituyente tenía pautado aprobar.
Lo cierto es que el chavismo, por las presiones internacionales o porque se trataba de blofear ante su adversario, no ha disuelto la AN, pero sí la ha convertido en un bonsái con las ramas permanentemente amarradas para que no crezca y no pueda tomar decisiones ni aprobar leyes.
Encuestas recientes muestran que la gestión madurista es rechazada por 85% de la población, lo que también debe funcionar, para el oficialismo, como un freno de mano para un carro.
Si los sectores nucleados alrededor de Maduro actúan o no en bloque es algo que el tiempo revelará. No obstante, la gran apuesta de los politólogos que avanzan por un cambio es que la llamada «coalición dominante» se fracture, y es posible que la AN sea uno de los temas que la rompa.
De hecho, el politólogo John Magdaleno aseveró -en entrevista con Jesús Torrealba en su programa La fuerza es la unión- que el 12 de agosto estaba previsto que la constituyente tomara medidas más drásticas contra la AN, que no asumió pero que dejó abiertas como una espada de Damocles.