Este fin de semana fallecieron Yeiderbert Requena y Erick Altuve, la semana pasada ocurrió con Robert Redondo, y el 6 de mayo fue Giovanni Figuera, todos eran pacientes con leucemia en espera de trasplantes de médula ósea
Un grupo de madres con hijos pacientes del servicio de hamatología del Hospital J.M. de los Ríos se reunió a las afueras del centro pediátrico como forma de protesta ante la muerte de dos niños con leucemia linfoblastica aguda durante este fin de semana, lo cuales esperaban por trasplantes de médula ósea desde 2018.
Las mamás estuvieron en compañía de doctores, enfermeras y trabajadores del centro médico, quienes denunciaron las condiciones de deterioro en las que se encuentra el J.M. de los Ríos, además de problemáticas como la falta de materiales, insumos y medicamentos.
Este sábado falleció Yeiderbert Requena (8) y el domingo Erick Altuve (11). Ambos padecían leucemia linfoblastica aguda de alto riesgo. La semana pasada ocurrió con Robert Redondo (7) y el 6 de mayo fue Giovanni Figuera (6), lo que suma cuatro muertes en menos de un mes.
Yessica Rodríguez, acudió con su hijo Héctor Chávez de 7 años. Ellos son de Nueva Esparta, ahora viven en casa de unos familiares en Vargas mientras el niño siga en tratamiento para la leucemia linfoblastica aguda de alto riesgo que padece desde hace más de un año. En el caso de Héctor, el pequeño espera por un trasplante de hígado, que no ha podio recibir en Venezuela. En Fundave le ofrecieron llevarlo a Argentica, pero le dijeron que debe esperar. «Me dicen que tengo que esperar porque hay niños con mayor prioridad. pero la salud y las enfermedades no esperan», cuenta su mamá.
Hace unos meses, Héctor se contagió de hepatitis C cuando le realizaban una transfusión de sangre, procedimiento recibe una vez al mes o dependiendo de la intensidad de las quimioterapias. Además de eso, Su mamá datalla que el niño presenta cuatro fracturas vertebrales que le impedían caminar, pero que hace poco pudo recuperarse y dejar la silla de ruedas.
«Hay veces que recibe quimioterapias de lunes a jueves, como hay veces que solo recibe dos veces a la semana. Cuando las quimioterapias son muy fuertes, sus defensas bajan, y al bajar la hemoglobina, tienen que colocarle sangre que a veces ni se consigue, otras veces ni siquiera hay materiales para realizar las transfusiones», explica.
La respuesta de los doctores ante el contagio, según su madre, es que Héctor debe culminar su protocolo de quimioterapias, para comenzar el de la hepatitis C, pero el detalle es que las quimioterapias se retrasan debido a las constantes fallas en el servicio. Uno de los que menciona Yessika, es que en la actualidad el aire acondicionado dejó de funcionar en la unidad.
«Hay muchas fallas; el aire acondicionado, la contaminación y que no hay reactivos. Si el problema del aire no lo solucionan hoy, los niños citados para mañana van a pasar una semana sin recibir el tratamiento», relata Yessika.
La madre de Héctor tiene mucho miedo de que el niño tenga una recaída. Para ella ver a su hijo transitar por el pasillo de la emergencia del J.M. es un trauma. «Pasarlo por emergencia me da pánico. Quisiera meterlo en una cajita de cristal, pero no puedo. Es un trauma. Él me dice que va a luchar: ‘Mami, yo soy fuerte y yo lucho’, es lo que me dice».
Siolis Alvarez, es madre de Alejandro Rodríguez de 9 años. Desde los 7 años el pequeño recibe quimioterapia debido a su diagnostico de leucemia linfoblastica aguda. Su mamá agradece a Dios que en la actualidad Alejandro se encuentra estable, sin células cancerígenas en su organismo, pero, a pesar de eso, debe seguir recibiendo quimioterapia.
Cada semana Siorelis debe llevarlo al J.M de los Ríos para que Alejandro reciba el tratamiento. Este lunes los médicos le dijeron que al parecer van a suspender las quimioterapias porque no hay aire acondicionado en el servicio. La madre denuncia que van dos semanas suspendidos por el mismo motivo.
A Siolis, estas fallas le generan impotencia y miedo de que el niño tenga una recaída, por lo que emplaza a las autoridades a ocuparse de las problemáticas en el sistema de salud venezolano, en vez de invertir en implementos militares, haciendo referencia a los más de 50 millones de euros que Nicolás Maduro aprobó el pasado jueves en cadena nacional.
«Esto es consecuencia de no hacer su trabajo durante 20 años. Venezuela no necesita uniformes ni armas militares, nosotros no estamos en guerra, entonces para qué se preparan para eso», exclama.
Siolis y Alejandro vienen desde Falcon. Ahora viven en casa de una cuñada en Caracas. Ella dejó de trabajar para ocuparse del pequeño. En su trabajo le dieron un permiso abierto desde que el niño fue diagnosticado, pero ella desconoce si sigue vigente o ya la despidieron.
Vietnam Vera, médico especialista de la Unidad de Terapia Intensiva del J.M. de los Ríos, explica que Yeiderbert Requena y Erick Altuve no fallecieron dentro de la unidad debido a que, en la actualidad, el servicio solo tiene capacidad para atender a dos pacientes, y, al momento de los deterioros clínicos de ambos niños, la unidad se encontraba sin cupos.
Según el relato del doctor Vera, «estos pacientes se encontraban en una unidad intermedia ubicada en el área de emergencia», pero que de igual forma, «Yeiderbert y Erick debían estar en la unidad» para ser atendidos de forma correcta.
Al respecto, Vera recuerda que el servicio de terapia intensiva del hospital fue remodelado en 2013. Para ese momento se crearon 11 cupos arquitectónicos, sin embargo, el médico culpa a «la falta de recursos, materiales, equipos», pero sobre todo a «la falta de personal e inclusive de camas», de que en la actualidad, la capacidad del servicio se haya reducido al punto de solo tener dos camas.
El médico denuncia que tanto Yeiderbert como Erick no fueron dotados de los antibióticos (meropenem y bancomisina) que debían recibir, por lo que sus padres tuvieron que procurarlos de forma externa. «Los recibieron con el esfuerzo de los padres, pero no fueron dotados por la institución», dice el doctor.
El especialista insiste que no se trata solo de las deficiencias en el suministro de antibióticos, sino de «todo el contexto que agrava el deterioro de estos pacientes», lo que genera que no solo necesiten los trasplante, sino que tengan que hacerse exámenes por fuera –debido al cierre del laboratorio del J.M. de los Ríos (desde 2017)–, igualmente con el servicio de rayos X y que además, tengan que llevar sus propios alimentos.
Según el doctor Vielma, actualmente dos pacientes hematológicos se encuentran en la unidad de terapia intensiva, y que, en el resto del hospital, extraoficialmente, existen 85 hospitalizados, cuando la capacidad completa –en condiciones normales– está estimada para hospitalizar a 360 personas.
Sobre los servicios de agua y luz, Vielva explica que en la actualidad el servicio eléctrico ha funcionado de forma regular mientras que el agua se mantiene irregular. «Muchas veces se tiende a normalizar pero luego vuelve a ser irregular. Ese es el problema, mientras los servicios no sean dotados de forma regular, suficiente, oportuna y de calidad no podremos hablar de una mejoría en el sistema», dice.