«Nicolás Maduro está más cerca de una década de gobierno que de cuatro o cinco años. Es un gobierno muy lento, es un gobierno muy pesado, es un gobierno que tampoco rectifica y es un gobierno del que ya no se puede esperar nada nuevo», sentenció el profesor universitario y vocero nacional de Redes
Juan Barreto asevera que, con los resultados de las elecciones parlamentarias, todos los sectores perdieron. No solo su opción, que no satisfizo las expectativas que se planteó, sino incluso el mismo oficialismo, que obtuvo la gran mayoría de las curules.
Del proceso del 6 de diciembre «no salió bien parado nadie», sostuvo Barreto, vocero nacional de Redes, en entrevista con Contrapunto.com durante el aniversario 50 del Movimiento Al Socialismo (MAS). «No salió bien parado el proceso electoral, la abstención estuvo en cerca de 70%, el gobierno perdió 2 millones de votos, el resto de los partidos y organizaciones también fueron arrasados por el sentimiento, la subjetividad política que se impuso. Ganó la tristeza, ganó la desafiliación política, ganó la desconfianza que el pueblo les tiene a las instituciones. Todos perdimos. Perdió Venezuela».
Hoy «hay una Asamblea Nacional en la que 92% de los parlamentarios son del gobierno, donde media dirección política del PSUV está en la AN, y donde el resto de Venezuela, una Venezuela rechaza en casi 92% al gobierno, no se ve reflejada», subraya. Es «una institución que nace con poca legitimidad, que nace en entredicho y ojalá logre en su desempeño recuperar el espacio perdido», legitimidad de gestión «y el reconocimiento que hoy no tiene en Venezuela y en los venezolanos».
No obstante, estimó que hay «mucha tela por cortar, no todo está perdido, podemos reestructurar, readecuar y reconstruir un proyecto colectivo democrático de participación que reanime a la gente, que la saque del estado de postración y de tristeza y que devuelva la esperanza de un cambio posible hacia la democracia, hacia la recuperación del país».
Barreto indicó que evaluarán la propuesta que hizo el secretario general del MAS, Felipe Mujica, para que todo el país que se opone al madurismo pueda votar por candidaturas unitarias en las elecciones regionales, e incluso una tarjeta única. «Con el MAS siempre hemos tenido, desde Redes, una actitud de relación permanente, buena llegada, conversamos las cosas», destacó. «Hoy están haciendo un conjunto de propuestas que nosotros vamos a estudiar, pero que nos parecen muy pertinentes de primera mano».
La tarjeta unitaria «es una opción, que la gente se vea reflejada, se encuentre en un solo sitio dentro del tarjetón; sienta que en términos simbólicos hay una unidad verdadera».
Barreto comentó que Redes en Sucre ha avanzado en una iniciativa unitaria: «Ya más de 20 organizaciones se están reuniendo y han logrado un espacio de encuentro y de reflexión común». Lo mismo sucede en los estados Mérida y Yaracuy, puntualizó.
Comentó que con el equipo de Soluciones también va «un proceso mucho más avanzado», en el cual incluso han discutido la posibilidad «de una integración mucho más orgánica».
En su criterio «hay muchos venezolanos que deben estar atentos al llamado que les hagan las organizaciones democráticas». Citó algunos nombres: «Con mucha humildad nosotros vemos a un hombre como Enrique Maestre, en el estado Sucre; pero también está allí Wilson Espinoza. En Monagas tenemos a Numa Rojas, pero también está Moncho Fuentes. En Portuguesa está la negra Antonia Muñoz, que ya fue gobernadora y goza de prestigio, estima y reconocimiento del pueblo».
Pero más allá de los nombres de personas honestas, señaló Barreto, «debe haber un programa, debe haber un compromiso de las organizaciones, y ese programa y ese compromiso deben ser debatidos, deben ser compartidos por la gente común y corriente que es la que sufre, la que todos los días tiene que lidiar con las situaciones que la vida le está poniendo producto de un mal gobierno, producto de un bloqueo bestial».
El país necesita cambios, reiteró, y «ojalá el gobierno entienda que la transformación de Venezuela, que la democracia se oxigene, que haya nuevos representantes de la gente, que a las alcaldías y las gobernaciones lleguen otras corrientes va a fortalecer la posibilidad de que Venezuela, todos los venezolanos podamos lograr acuerdos para sacar adelante a nuestra patria».
-¿Se sentaría con Guaidó, con Capriles a plantear una ruta unitaria para las regionales?
-Eso es como los círculos concéntricos de la cebolla. Primero tenemos que sentarnos los que más nos parecemos. Soluciones, el MAS, la gente de Henri Falcón… y después ir extendiendo esos espacios hasta llegar a reunirnos con los sectores de la oposición que hasta ahora no han desarrollado una autocrítica firme ante el pueblo, no le han pedido disculpas al pueblo porque han solicitado sanciones, han solicitado intervención, han tratado de activar el TIAR, han entregado riquezas de Venezuela y propiedades como el caso de Citgo. Creo que con estos sectores radicales de la oposición primero hay que saldar cuentas, primero ellos mismos tienen que rectificar el rumbo que han tomado y en el cual parecieran tercamente persistir. Con ellos podemos conversar y nos podríamos encontrar en la misma medida en que en ellos se produzca una autocrítica sincera y una rectificación.
-¿Debe ser pública? Usted esperaría un acto de contrición.
-Eso es correcto.
-Ellos le podrían decir lo mismo a usted, profesor.
-Que lo digan, que lo digan. La verdad se mide sobre la base de los hechos y de la vida real, y no simplemente de lo que yo opino o yo pienso. El bloqueo es un hecho, el bloqueo está haciendo un daño terrible a toda Venezuela.
-Pero es un hecho que el país estaba destruido antes.
-Sí, por supuesto. 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017 fueron años de muy mal gobierno. Recordemos que Nicolás Maduro va para ocho años de gobierno. Nicolás Maduro está más cerca de una década de gobierno que de cuatro o cinco años. Es un gobierno muy lento, es un gobierno muy pesado, es un gobierno que tampoco rectifica y es un gobierno del que ya no se puede esperar nada nuevo porque es un gobierno que entró en lo que llaman «la curva de Murphy»; es un gobierno que entró en un proceso de estancamiento y retroceso.
-¿Qué le plantearía usted a Maduro?
-Lo primero es que el diálogo se concrete en acuerdos nacionales. Hemos dicho que el gobierno debe llamar a un diálogo sobre la pandemia, y deben integrarse equipos de expertos que, más allá de la militancia política o la predilección ideológica, tengan solvencia ética, moral y profesional y puedan ayudar a resolver este problema. Nosotros hemos pensado, y lo propusimos en la campaña electoral, que hace falta una ley de emergencia para la recuperación y rescate de los servicios públicos, particularmente el agua y la electricidad. Respetando el carácter político de los ciudadanos que haya una despartidización y una reprofesionalización de estos espacios; que se llegue a un acuerdo entre gobierno y distintas oposiciones para entrarle en conjunto a la recuperación del sistema eléctrico, a la recuperación del sistema de producción y distribución de agua potable. Eso se puede hacer, pero hace falta voluntad política. ¿Qué le pediría yo a Maduro? Voluntad política para que el diálogo sea profundo y sincero y se convierta en un acuerdo nacional.
-¿Confiaría en este CNE o en un CNE que surja de este Parlamento para las regionales?
-Mientras las instituciones estén secuestradas y sean apéndices del gobierno uno puede esperar cualquier cosa de ellas. Tuve la pueril esperanza de que este CNE fuera mejor que el anterior y terminó siendo un aparato del partido, no cumplió con las expectativas que se crearon alrededor de él y no se cumplieron siquiera los acuerdos de la mesa de diálogo. Ni siquiera se hizo una validación transparente de los votos por la vía de abrir las cajas y hacer la auditoría. Se pusieron los puntos rojos y se permitieron. Se permitió la intromisión de la reserva y de la Fuerza Armada en el proceso electoral. El CNE permitió el ventajismo y yo deploro eso. Allá hay gente que tiene la capacidad profesional como para que haya un CNE verdaderamente técnico; sin embargo la politización y la inclinación política de ese CNE hacia el gobierno ha impedido que lleve a cabo su labor en términos transparentes. Sin embargo, es el organismo que tenemos, es el organismo que hay. Nosotros decidimos, y lo dijimos en la campaña electoral, que contra viento y marea vamos a participar. Fuimos ingenuos. Creímos que el ventajismo no iba a ser de la magnitud y del volumen que fue, y todos los factores que participaron, incluso el propio gobierno, fueron víctimas de ese ventajismo. Ojalá esta nueva AN tome en cuenta, considere estos elementos y lo que surja de la AN sea un CNE más ponderado, más equilibrado y más justo.